El problema de los 'track limits' o la polémica de 'suma y sigue'

Es cierto, las cosas son ahora muy distintas. Sólo hay una marca que produce las gomas, son iguales para todos. Se puede ‘atajar’ el problema obligando a un cambio de ruedas antes de cubrirse 20 vueltas con un juego nuevo.

Los equipos lo achacan a la FIA. No deberían homologarse las pistas sin antes haber vigilado la ‘agresividad’ de los pianos con los neumáticos –si mucho me apuran, incluso con el fondo de los coches– y se lamentan de que estos pianos han sido estudiados para las motos.

Los pianos se introdujeron originalmente por una cuestión de seguridad. Los bordes de la pista limitaban con la tierra o la hierba, en ocasiones tenían desnivel y poner una rueda podía significar la pérdida de control, ensuciar la pista o un pinchazo.

Una vez introducidos los pianos, los pilotos los aprovechan para poder ir más rápido, permiten conseguir una ‘pista de mayor anchura’ y de esta forma poder trazar la curva con un trayectoria de radio mayor. Cuanto mayor es el radio de una curva, menor es la fuerza centrífuga y por tanto mayor es la velocidad a la que se puede afrontar.

Y ya no se trata de pisar los pianos, sino de usarlos por completo, de ‘atajar’. De ahí la imposición de los ‘track limits’. Imprescindible, porque tras los pianos, también por razones de seguridad, hay una zona por lo general cementada; si salgo largo no pasa nada, casi no pierdo tiempo.

Los pilotos se quejan de las penalizaciones… pero no dudan en ‘acusar’ por la radio a quien le precede de estarlos usando, pidiendo una penalización.

Es cierto que el viernes en Catar las ráfagas de viento sorprendieron a más de un piloto y pudieron desplazar la trayectoria o alargar la frenada… aunque fuera mínimamente, cuando se apura el límite, el menor contratiempo externo puede llevarte a superarlos.

Pero en esencia el problema no está tanto en los límites de la pista, sino en la tendencia aceptada y practicada por los pilotos de aprovecharlos al máximo para ir más rápido.

Con los ‘track limits’ sucede lo mismo que pasaba en el colegio con los exámenes. Decíamos que "el reglamento no prohíbe copiar", pero sí que indicaba que "si te pescan copiando te ponen un 0 patatero".

En cualquier caso, urge solución. El ‘festival de tiempos anulados’ se está convirtiendo en un [mal] hábito que en nada beneficia a la competición y el espectáculo. Y la solución no es ‘manga ancha’, desde luego.

Dicho esto, en cualquier caso debe intentarse que los pianos sean disuasorios –en competición los errores se pagan– pero no peligrosos, ya sea por un error puntual o continuado. Difícil ecuación a resolver.

En cualquier caso, la penalización por su uso debe ser inmediata. Ya se sabe, en la vida real, cuando superas los límites cae una colleja.