Ben Keating, el hombre de negocios que se convirtió en piloto y que quiere una doble victoria en Daytona

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30 Ene 2022 - 11:33

El gran Lee Iaccoca, uno de los mejores ejecutivos que ha tenido la industria del automóvil, responsable del lanzamiento del Ford Mustang, el hombre que aprobó el programa del Ford GT40, defendía a capa y espada “hay que ganar los domingos para vender coches los lunes”.

Ben Keating hace exactamente lo opuesto: vender coches lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábados…. para correr los fines de semana, desde que descubrió la competición. Hasta entonces lo suyo era vender coches, abrir concesionarios. Todavía lo es, pero además de crecer en el negocio del automóvil, ahora lo suyo también son las carreras y no me atrevería a decir cuál es su prioridad actual, a los 50 años.

Su padre tenía un concesionario Ford en Tombail, Texas, donde Ben, con 11 años, comenzó a ganar sus primeros dólares lavando coches y aparcándolos. Ser piloto no se le había ocurrido nunca, ni siquiera cuando en 2002 compró el primero de sus concesionarios en Port Lavaca, un concesionario Ford.  De hecho, no quería saber nada relacionado con el automóvil: se graduó en ingeniería, pero sus prácticas las hizo formando personal para los concesionarios y acabó trabajando de nuevo para su padre antes de independizarse.

Hoy, a sus 50 años, tiene 28 concesionarios y una empresa de certificación de usados. Sólo el pasado año se hizo o abrió nueve concesionarios. Toca todas las marcas: Ford, Dodge, Toyota, Hyundai, Volkswagen, Nissan, Mitsubishi, Genesis, Honda, BMW…

Pese a esta intensa actividad, el pasado año fue campeón IMSA de LMP2 y también corrió el WEC en esta categoría, ganando las 6 Horas de Baréin y fue segundo en las 6 Horas de Spa y las 24 Horas de Le Mans.

¿La competición? Como dicen los detectives en las novelas, cuando buscan un sospechoso, ‘cherchez la femme’, frase acuñada por Alejandro Dumas en una de sus novelas. Y nunca mejor dicho, porque su pasión por las carreras la despertó, sin querer, su mujer en 2006, cuando Keaton tenía 35 años de edad. Tenía tantas cosas que un regalo de Navidad para él resultaba algo complicado, así que su mujer, Kathleen, decidió regalarle un bono de 250 dólares para rodar todo un día en el circuito de Texas World Speedway en College Station. Había oído que algunos clientes disfrutaban mucho dándole gusto al pie derecho en el circuito.

Un buen día, Keating decidió hacer uso del vale. Cogió un Dodge Viper de la exposición y se fue en pantalón corto y bambas al circuito…. Tuvo que pedir prestado un casco porque no tenía ni idea de la competición automóvil y sus requerimientos.  

Pero cuando salió a pista, el ‘chute de adrenalina’ lo enganchó como nunca. Era una adición que no podía —ni quería— dejar. En 2007 comenzó a competir con regularidad con un Dodge Viper. En los años siguientes ganó seis campeonatos nacionales. En 2011 ya corría la NASCAR Grand-Am series. En 2013 pasó a las American Le Mans Series. Y en 2015 corrió su primer Le Mans. En 2017 convenció a Ford para que le vendiera uno de sus Ford GT y compitió con equipo propio en Le Mans; el único privado que ha corrido con este coche.

En estas 60º 24 Horas de Daytona, Bon hecha el resto. No sólo corre en LMP2, donde espera ganar, sino que también lo hará en DPi. No es la primera vez que corre con dos coches para ‘maximizar’ el fin de semana. No es la primera vez que lo hace; el pasado año lo hizo en GTD y LMP2.

Es realista. “En LMP2 sé que puedo estar con los mejores, mantener su ritmo. En DPi intentaré llevar el Cadillax sano y salvo en mis relevos”, ha dicho antes de la salida. Seguramente albergando un sueño: ganar las dos categorías, es decir, ser ganador absoluto de las 24 Horas de Daytona.

Keating es el único piloto ‘Bronce’ en DPi. Comparte el Cadillac de JDC Miller con Tristan Vautier, Richard Westbrook y Loic Duval. Ello implica que debe pilotar al menos dos horas el coche durante la carrera. Tiene muchas más responsabilidades en LMP2, donde debía clasificar el coche —y lo llevó a la pole de la categoría— y además iniciar la carrera y pilotar al menos cuatro horas y media… aunque posiblemente lo hará por más tiempo.

“Será un fin de semana un poco estresante. No es sólo sentarse al volante de dos coches diferentes, sino asistir a dos reuniones de equipo diferentes, cambiar de mono para cambiar de coche y también de casco, dos informes finales de entrenamientos y carrera, idas y venidas entre los dos boxes. Quiero ser un buen compañero de equipo en los dos autos”, ha explicado. Pero lo hace a gusto. “Porque tenía mucha ilusión en correr con un coche grande”, ha asegurado.

Antes de la salida Keating dijo que se sintió sorprendido por el DPi. “Al ser el mismo chasis que un LMP2 pensé que sería bastante similar de pilotar, pero me encontró una gran diferencia… y eso lo hace todo más divertido. La verdad creo que la experiencia con el DPi me ha servido para mejorar el pilotaje del LMP2”, ha declarado a la revista estadounidense Racer.

En resistencia, sobre todo en IMSA, no es extraño ver a hombres de negociones compitiendo a buen nivel. Pero en el caso de Keating es algo más que eso, una implicación total prácticamente como un profesional. Y al ver en acción a Kaeting no puedo hacer sino acordarme de Paul Newmann cuya trayectoria en las carreras tuvo un camino similar.

Daytona
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