Alonso medita su venganza tras Indianápolis

24/05/2019 07:55

Pero mucho me extrañaría que Fernando no preparase un nuevo asalto a las 500 Millas de Indianápolis el próximo año y los siguientes. Seguramente debe de estar ya pensado en ello e incluso seguirá atentamente la edición de este año antes de tomar una decisión, que no anunciará hasta bien pasadas las 24 horas de Le Mans, posiblemente no antes de octubre.

Alonso siempre ha hecho gala del espíritu samurái. Y en mi fuero interno tengo la sensación de que el retorno a Indianápolis no se plantea tanto como el intento de hacerse con la Triple Corona, sino como la necesidad de sacarse la espina –profunda– que ha supuesto no clasificarse.

Duelo especialmente porque fue por muy poco: 0,019 millas/hora el sábado y otro tanto el domingo, una diferencia ridícula, y eso pica muy duro. Y si un día fue Pippa Mann la que le cerró el paso, el otro fueron James Hinchcliffe y Kyle Kaiser los que lo hicieron. Mann y Hinchcliffe fueron los dos pilotos eliminados de la parrilla de Indianápolis el año pasado; Kaiser pilotaba para el equipo más pequeño y de menor presupuesto de la carrera y eso, en el fondo, es dolor añadido.

Pero Alonso sabe que otros grandes campeones han fallado en la clasificación. No hablamos sólo de grandes pilotos de Fórmula 1, campeones del mundo inclusive, sino de ganadores de las 500 Millas. Miren el contraste: Hinchcliffe fue Poleman en 2017, no se clasificó en 2018 y este año lo ha hecho in extremis. Y es que Indianápolis es un gran desafío capaz de humillar a los más grandes y de sonreír a los más modestos. Y que todos los grandes quieren, de una forma u otra, superar.

Y pueden estar seguros de que, con McLaren u otra opción, el asturiano llegará mucho mejor preparado al asalto de la venganza. Algunos dicen que la venganza es un plato que se sirve frío, pero en competición no es así: la respuesta debe ser rápida e implacable…

Creo que lo sucedido en Indianápolis puede incluso tener consecuencias para sus planes del Dakar. Y por supuesto para un eventual retorno a la Fórmula 1 si un coche potencialmente ganador se pone a tiro. Podría ser una razón para aplazarlos hasta 2021. Ya sabe que el Dakar será complicado, son muchas cosas que debe aprender y asimilar. Para él, participar en modo lúdico en el Dakar o volver a F1 para estar en la parrilla como estuvieron años Rubens Barrichello, Felipe Massa o está ahora Kimi Räikkönen es algo descartado porque él quiere competir para ganar siempre. Ya lo dijo recientemente al hablar de su presencia en el WEC.

Y es con esta filosofía con la que no quiso aceptar la compra de un volante para Indianápolis y por la que comenzará a mover los hilos en cuanto tenga las ideas –que no le faltan– más claras.

Ese deseo de volver pronto a Indianápolis para competir, estar entre los posibles ganadores, luchar por ello, sin duda es compartido por McLaren y por Zak Brown, quien ya ha dejado claro que antes o después volverán a Indianápolis.

Muchos se preguntan sobre si McLaren tiene capacidad para abarcar tanto y si no debería centrarse más en F1 y aparcar todo lo demás. Pero no debemos olvidar que hoy las circunstancias han cambiado. Que McLaren se está convirtiendo en un productor importante de GT y Super GT y que para estas categorías el destacar en Resistencia es importante. Y que Indianápolis es clave para su futuro como constructor, por las implicaciones que tiene en el mercado estadounidense.

Hubo un tiempo en el que los constructores ofrecían grandes coches para financiarse las carreras. El nacimiento de Ferrari fue así. En el caso de McLaren, el camino es el contrario: aprovechar la F1 para lanzar su línea de productos… que además puede ayudarle a financiar la F1. Y lo de Indianápolis es algo de lo que deben resarcirse de inmediato.

Desde mi punto de vista, Alonso y McLaren estarán en la parrilla de las 500 Millas de Indianápolis el próximo año. ¿Juntos o separados? Hasta ahí puedo leer.

Pero intuyo dos posibles soluciones: o bien McLaren toma la decisión de afrontar todo el Campeonato, incluso apoyándose en una gran estructura, o bien Alonso llega a un trato –para Indianápolis y para alguna carrera más– con uno de los equipos grandes.