7 días para el Dakar: Alexander Pesci, de patrocinador a dakariano incondicional

"Había cumplido los 50 cuando decidí participar. Me prometí que si lo hacía, no volvería a repetir… ¡y aquí estoy para mi sexto Dakar!", señala Pesci.

Este suizo, aunque nacido en Roma, ha sido tocado por el virus del Dakar, una "infección" que no tiene más cura que la imposibilidad económica o física; lo primero no es un problema para él.

Pesci tiene un concesionario Maserati en Ginebra, pero sobre todo es el patrón de Rebellion, una marca de relojes de lujo, y un apasionado de la competición automovilística. Tan apasionado que patrocinaba coches en el WRC y en Le Mans. No se contentó con eso: en su momento tomó el proyecto del Alpine LMP1, un coche realizado por Oreca, y lo rebautizó como Rebellion. Una iniciativa privada que, contra pronóstico, le valió una victoria en el WEC, ante la sorpresa general.

Fue el ecléctico Romain Dumas, uno de sus pilotos, quien le transmitió el "gusanillo". “Hace falta vivir un Dakar para comprenderlo. Hasta que no lo haces, no te das cuenta de lo que es, de su grandeza”, señala este empresario, patrocinador y piloto.

Tan adicto se ha vuelto al Dakar que está seguro de que “mientras el cuerpo aguante, estaré aquí. Esto es algo que me motiva, que me hace estar en forma, que me obliga a hacer deporte y a ensayar con el coche. El hecho de que David Castera cada año nos tenga preparada una sorpresa es un aliciente añadido para seguir participando”, afirma con decisión.

No son palabras huecas, sino que reflejan su firme voluntad. Este año ha dejado de lado los T1+ para competir con un ‘modesto’ Taurus Challenger, un coche en el que tragará más polvo que con un Toyota y donde tampoco podrá gozar del aire acondicionado. Además, posiblemente le hará acabar mucho más tarde las etapas.

Pesci está soñando con la etapa "48 Horas", la más temida por casi todos los pilotos y, posiblemente, la más gratificante para un dakariano. “La encuentro mágica. Es fascinante encontrarte con los rivales durmiendo todos juntos junto al fuego, en medio del desierto. ¡Debería haber dos etapas así!”, comenta.

Su copiloto será uno de sus vecinos, el dentista Stéphane Kuhni, quien está entusiasmado con volver a vivir esta aventura junto a Pesci. “No sólo es mi vecino, también es adorable. Está siempre animándome si cometo un error, y él comete muy pocos. Es el copiloto ideal”, afirma Pesci. Ambos han aparecido en la lista de las 300 personas más ricas de Suiza.

La pareja tiene dos objetivos este año: “el primero, acabar la prueba, y el segundo, hacerlo mejor que el año pasado”. Este será su sexto Dakar juntos, todos disputados en Arabia Saudí. Su mejor resultado fue en su debut: un 43º puesto. Pero para Pesci, la posición no es lo más importante; lo fundamental es vivir la aventura y superarla.

Pesci ha vivido dos episodios especiales en el Dakar. Uno en 2021, cuando Romain Dumas destrozó su Toyota en el shakedown. La aventura parecía concluida… pero Nasser Al-Attiyah se enteró: “En mi camión tengo el Toyota del Dakar de hace dos años. Si lo necesitas, es tuyo”. Gracias a este gesto, Dumas pudo tomar la salida.

Otro episodio ocurrió en 2023, cuando fue excluido en la novena etapa por una razón pintoresca: su copiloto llevaba un reloj que no era el oficial de la prueba. Para más inri, el reloj oficial era Rebellion, la marca que además aseguraba el cronometraje oficial del Dakar. Afortunadamente, todo se solucionó.

En 2021 y 2022, la pareja compitió con un buggy construido por encargo. El coche ardió totalmente en la novena etapa de 2021, pero en 2022 les llevó hasta la meta.