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Pirelli y el automovilismo: un camino más largo de lo que parece

José Miguel Vinuesa
09/05/2018 10:58

Era un 16 de julio de 1905 en Susa, Italia. Allí, como ocurría desde 1902 –con el paréntesis de 1903 como consecuencia de la tragedia vivida en la París-Madrid– se iba a disputar la subida Susa-Moncenisio, un recorrido de 22.500 metros que acababa en la frontera con Francia. Casi desapercibidos por el récord conseguido por el vencedor, Felice Nazzaro a bordo de un FIAT 100HP, los neumáticos Pirelli acababan de dar comienzo a su historia con el automovilismo. Y lo hacían con éxito, puesto que la Darracq de Bruno Corbetta y el Peugeot de Giovanni Piena habían acabado en el podio equipados con gomas Pirelli. La victoria que se había escapado llegaría en 1906 en la Settimana Automobilistica di Sanremo, con Giuseppe Tamagni a bordo de una Marchand, la misma con la que había competido también en la subida de Susa el año anterior. Era el primer éxito para la marca italiana de neumáticos por antonomasia.

El despuntar llegaría en 1908, en la masacrante Pekín-París, de más de 17.000 kilómetros. Una prueba para hombres, para máquinas, y también para los neumáticos, con carreteras precarias, caminos rotos, y a veces sencillamente rodando sobre terrenos impracticables. La victoria fue para el Itala 35/45 HP del príncipe Scipione Borghese, que a su llegada a París enviaba un telegrama que hablaba de la calidad de los compuestos Pirelli: "Llegamos a París los primeros cambiando sólo dos neumáticos". Un hecho casi increíble en una carrera tan dura, pero que contribuyó en gran manera a colocar a Pirelli como un referente. Que el modelo de goma se llamase Ercole –Hércules– no es sino una perfecta síntesis de su robustez.

Desde ahí, quedaban muchos hitos que conquistar, que pasaron por las siguientes décadas. Momentos memorables, como el doblete en el GP del Automóvil Club de Francia de 1913, con Georges Boillot y Louis Goux primero y segundo a bordo de sus Peugeot L5 con neumáticos de la marca de la 'P Lunga', emblema que habían adoptado desde 1908. Pronto llegarían los años de oro: el mundial de 1925 con Alfa Romeo, las victorias con Tazio Nuvolari, y los Stella Bianca o los Superflex Cord como un neumático de alto rendimiento que acompañaban primero a Alfa Romeo, y luego se asociaban con la recién nacida Scuderia Ferrari. Decir Pirelli era decir competición, y era decir triunfo: fueron denominados "los neumáticos de la victoria".

 

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