Presentación

El papel pionero de Emilio de Villota, inmortalizado en un libro

08/05/2021 11:30

En estos tiempos de pandemia, los baños de multitudes parecen cosa de otra época. Sin embargo, el merecido cariño y reconocimiento a uno de los pilotos españoles de Fórmula 1 más exitosos y carismáticos tuvo su apogeo en el circuito del Jarama, el escenario donde se presentó 'Emilio de Villota. Un español en la 'época dorada' de la F1'.

Y es que si algo bueno ha traído el coronavirus ha sido tiempo libre durante confinamiento. Justo el necesario para que Alfredo Filippone, periodista y seguidor de los pasos de Emilio desde sus inicios, pudiera escribir en poco más de cuatro semanas la obra que ya tenemos entre manos. 

Durante la rueda de prensa contaba que lo complicado había sido seleccionar entre tantas anécdotas, fotografías y material del que disponía. Sin duda, una de las cosas que más agradecerá el lector es el material gráfico del libro, con imágenes famosas y otras inéditas, como su portada, una fotografía tomada en el circuito de Zandvoort en un ya lejano 1979.

Pablo de Villota, como maestro de ceremonias, introdujo a su tío Emilio, que se deshizo en halagos con familiares, amigos, periodistas y hasta rivales que no quisieron perderse este día. Comenzó recordando sus principios en el automovilismo, como aquella copa Renault R8TS en los setenta del que recordaba hasta la matrícula.

Bajo una tela roja esperaba el famoso Lyncar con los colores de Iberia, restaurado al milímetro como en sus mejores épocas, y que propició una de las anécdotas más curiosas. Recordaba Emilio aquel viaje a Inglaterra en 1976 a comprar un F2 que pertenecía a Ron Dennis, con la mala suerte de que cuando llegaron, el coche se había vendido. Tras el disgusto de lo que podía ser un viaje en vano, su manager encontró a la venta en una revista local lo que parecía ser un verdadero F1. No daban crédito, ¿cómo algo así pudiera estar ni siquiera en venta?

El coche era un Lyncar 006 y tiraron de contactos para hablar con el fabricante, que les aseguró que esa unidad solo tenía dos carreras y un motor hecho a conciencia por uno de los mejores preparadores de Cosworth de la época. Lo que no podían ni imaginar es que cuando llegaron a verlo, el coche se encontraba en un granero, completamente despiezado, junto a otros coches de carreras. De hecho, no fue fácil encontrar algunas piezas entre otros coches de competición desguazados. Pese a todo, el vendedor se comprometió a ponerlo en marcha y poder probarlo.

Dos semanas después y bajo un aguacero enorme, Emilio se enfundaba el mono para poner a prueba el Lyncar en el mítico Silverstone. Un contacto con un Fórmula 1 siempre da respeto, pero es que también era su primera en este circuito, y en una época sin playstation ni simuladores, Villota poco más que había estudiado hacia que lado iban las curvas. Una locura que se vió acrecentada cuando, tras una vuelta de instalación, probó el bólido otras cuatro más mezclándose en pista con máquinas tan dispares como un Tyrrell de 6 ruedas, un Formula Ford 1600 o un vetusto Ford Anglia de carreras. Por suerte todo fue bien, y por poco más de 6.000 libras (lo que costaba un F2 de la época), la comitiva española se trajo a casa todo un F1 que a la postre le abriría las puertas del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 tras su buen papel (con victoria incluida) en la F1 británica.

Esta es solo una de las muchas anécdotas y aventuras de toda una vida dedicada a las carreras que refleja con gran exactitud el libro. Emilio de Villota, como pionero de la Fórmula 1 cuando era un deporte olvidado en nuestro país, tiene unas cuantas en las 180 páginas que repasan su trayectoria. Sin duda, un libro muy recomendable para expertos en la materia y otros que sin serlo tanto, quieran conocer la vida de uno de nuestros mejores pilotos.