GP de Mónaco - Carrera

Un accidente de Verstappen da un vuelco y otorga el triunfo a Rosberg

Víctor Serrano
24/05/2015 15:57

Desde que llegó el miércoles, Alonso venía diciendo que la carrera en Mónaco se acababa con la clasificación del sábado por la tarde. Por desgracia, para él fue prácticamente así después de que su McLaren le volviera a dejar en la estacada, pero hay que quitarle la razón tras el final tan brutal, confuso e inesperado que nos dejó la sexta cita de la temporada. El telón del Gran Premio bajó sin previo aviso y se llevó a Hamilton por delante…

Aburrimiento, tedio, previsible… Eran varias las palabras que se podían utilizar para describir cómo estaba transcurriendo la carrera en un circuito legendario y poco favorable a los adelantamientos a partes iguales. Solo un hombre, casi un niño, nos hacía dar un respingo en nuestros asientos de vez en cuando. Verstappen decidió ser el mejor amigo del espectáculo desde el primer día de su aventura monegasca, y lo fue hasta las últimas consecuencias.

Después de una fantástica pasada en la subida del Casino a un Maldonado con problemas graves de frenos, de perder más de treinta segundos en su primera parada, y de hacer otra extra, el holandés se convirtió en la sombra de Vettel para aprovechar las banderas azules que abrían paso al alemán. Como el más pillo de la clase, ganó las posiciones a Sainz y Bottas, hasta que llegó a Grosjean. Intentó idéntica maniobra con él, pero Romain fue más listo.

El francés estaba avisado de las fechorías de Max y dejó la puerta abierta a Sebastian lo justo para que le doblara en Loews sin que la tirara abajo el de Toro Rosso. Así, viendo que esta vez la jugada no le había salido, los ojos de Verstappen se incendiaron y solo vislumbraban un objetivo: pasar al Lotus que tenía delante como fuera. Y se tiró al precipicio, pero sin cuerda. Intentó superarle tras pasar la meta por donde no cabía y acabó empotrado en Santa Devota.

Es imposible comprender lo que pasó por las cabezas pensantes del equipo de la estrella para que hicieran parar a Lewis una vez más. Quizá pensaron que su liderato no corría peligro, pero cuando el inglés salía de boxes con superblandos se encontró delante a Nico y a Seb. No podía dar crédito. Nadie lo daba. Una acción sinsentido había quitado una victoria más que segura a Hamilton para ponérsela en bandeja a su íntimo rival. Un final digno de las mejores novelas.

Esto nos dejó una mezcla de sensaciones sin igual en el podio, con un Lewis que seguía sin creérselo, y con el tercer triunfo consecutivo de Rosberg en Mónaco con el que iguala la hazaña del mito de Senna. Diez puntos entre ambos Mercedes tras los dos plenos del alemán. Su compatriota, Vettel, también paseó sonrisa, aunque desde su antigua casa intentaron borrársela con una estrategia, esta sí, bien aprovechada de Ricciardo con la salida del coche de seguridad.

Obligaron a Kvyat a dejarle pasar para probar el adelantamiento sobre Sebastian, pero Daniel no pudo y tuvo que devolverle la posición a su compañero. Tras los Red Bull, llegó Räikkönen cabreado después de que Ricciardo le pasara a empujones en Mirabeau. Exactamente en la misma zona en la que Alonso ganó la posición a Hülkenberg con toque incluido en la salida. Pero a diferencia de Fernando, al australiano no le sancionaron con cinco segundos.

Ahí, se le complicó un domingo para olvidar al español, que vio perplejo cómo el MP4-30 le volvía a dejar tirado por un fallo en la caja de cambios cuando tenía sus primeros puntos en el bolsillo. Al menos Button los consiguió con su octavo. Lo mismo que Sainz, que cazó el último punto desde el pit lane. Pérez y Nasr también lo hicieron. Un pinchazo borró a Massa, Maldonado siguió con su gafe y Merhi aplastó a Stevens. Así fue la película, difícil de olvidar, sobre todo para uno…