Pole de Hamilton, error de Rosberg y avería del McLaren de Alonso

Todos lo saben. Rosberg lo sabía. Si quería tener un paseo 'tranquilo' mañana por esa ciudad de Montecarlo que tan bien conoce, tenía que salir delante de Hamilton, como en Barcelona. Pero la ambición se torna en ansiedad en los peores momentos, y fallas. Eso es lo que le pasó a Nico. Su asalto definitivo por una Pole que estaba provisionalmente en manos de Lewis, se acabó en la primera curva: pasada de frenada, plano en la rueda delantera derecha y a boxes cabizbajo.

Hasta entonces, ambos Mercedes habían mantenido una bonita y ajustada pugna. De hecho, fue el alemán quien colocó su nombre junto a la P1 en las dos primeras tandas. Se le veía muy entero. Sin embargo, ya en la Q2 provocó una bandera amarilla al salirse en Santa Devota y no pudo quitarse los nervios de encima. Así, cinco de seis Poles para Hamilton esta temporada con un tiempazo: 1:15.098. Casi un segundo más rápida que la de Rosberg en 2014.

Solo los pilotos de la estrella tenían entrada para la lucha por la primera posición de la parrilla. En ella esperábamos también a Vettel y su Ferrari, pero se quedaron terceros a cuatro décimas de Rosberg y a ocho de Hamilton. Detrás, quedó una clasificación muy ajustada y con tintes extraños, puesto que al neumático superblando le costaba entrar en calor con los 25ºC que tenía el asfalto y los tiempos no salían en la primera vuelta cronometrada.

En estas condiciones, y con cuatro gotas al principio de la Q3 que amagaron con empeorar la escena, vimos la resurrección de Red Bull. Es evidente que las carencias del motor pasan más desapercibidas en el Principado. Hasta la cuarta y la quinta plaza pudieron llevar los suyos de Renault Ricciardo y Kvyat. Y no fueron los únicos motores galos que se clasificaron entre las diez primeras posiciones, es más, los cuatro de la parrilla lo hicieron.

Desde el jueves, Sainz y Verstappen demostraron que llegaban a su debut en Mónaco en muy buena forma y apuntaron con la mira muy alta. Al final, tuvieron que bajarla un poco, pero aun así se hicieron con unos puestos notables. Octavo para Sainz y décimo para Max haciendo un bocadillo a Maldonado, todo por milésimas. Nos quedan dos pilotos del Top 10: un Räikkönen bastante flojo y un resucitado Sergio Pérez. Aquí, las manos, se notan más que en ningún sitio.

Y mientras unos resucitan, a otros no paran de salirles trabas para intentarlo. Ya son varias veces las que hemos creído que McLaren podría colarse entre los diez primeros, pero, si en otros fines de semana la culpa fue de un pobre rendimiento, hoy las razones son otras más dolorosas. Aquí, sí tenían el ritmo suficiente para pisar la Q3 por primera vez este año, pero les tocó enfrentarse a una serie de adversidades contra las que no pudieron hacer nada.

La primera le llegó a Alonso. Tras pasar por los pelos el corte de la Q1 debido al intenso tráfico, se disponía a empezar su primer intento de la Q2 cuando su MP4-30 se apagó de pronto antes de llegar si quiera a Santa Devota. Fallo eléctrico y adiós. 15º. Y la segunda se llevó por delante las opciones de Button con la bandera amarilla de Rosberg en el peor momento. "Lo teníamos fácil", se quejaba amargamente el inglés. Habrá que seguir esperando, todavía más.

Esa misma bandera perjudicó también a Massa, 14º con el Williams, que ya perdió a su otro piloto antes en la primera sesión. Bottas no salía tan retrasado (17º) desde Malasia 2014. Los de Grove antes jugaban al escondite, ahora ya no hay ánimos para juegos. Valtteri acompañará atrás a unos Sauber estancados y a los Manor, con Merhi perdiendo la partida con Stevens. La de Mónaco continúa mañana, esperemos que el tren descarrile…