HISTORIA DEL AUTOMOVILISMO

Espíritu del Jarama 2018: regreso a los años de mayor esplendor

Sergio Ríos
16/10/2018 11:06

Todos los circuitos tienen su historia y en el madrileño Circuito del Jarama, que recientemente cumplió medio siglo desde su fundación, están orgullosos de ella. Con el objetivo de revivir unos años en los que se han disputado todo tipo de competiciones nació Espíritu del Jarama, un evento que estos días ha celebrado su tercera edición, con unos protagonistas irrepetibles. Es hora de viajar al pasado.

 

Durante los días 13 y 14 de octubre, el circuito se ha visto envuelto en un ambiente muy distinto al de cualquier otro fin de semana de carreras actual. Ha viajado en el tiempo y esto es algo que se nota desde el momento en el que te acercas a la pista y empiezas a escuchar los motores de míticos bólidos de competición de los años 50, 60 o 70, que muestran al público todo aquello que les hizo tan especiales en su época e inolvidables a día de hoy.

Se trataba de una oda a la competición, y como tal, ha sido posible pasear por el paddock junto a un par de Porsche 917 K de principios de los años 70 –uno de ellos, con la decoración 'Gulf', que participó en el rodaje de la conocida película 'Le Mans' de Steve McQueen–, un exclusivo Maserati 250F de 1954 o varias motos de Gran Premio como la Bultaco TSS 125 de Salvador Cañellas –que se reunió con el mencionado piloto en el transcurso del evento–. 

 

© Jordi Gimeno

 

LOS F1, LOS GRANDES PROTAGONISTAS

Sin embargo, la verdadera acción se ha centrado en la pista, en la que los grandes protagonistas han sido los monoplazas de F1, que han devuelto una parte del Gran Circo al trazado madrileño. El Circuito del Jarama celebró su último Gran Premio oficial de Fórmula 1 en 1981, en el que salió como vencedor el canadiense Gilles Villeneuve.

37 años después, las ansias de poder disfrutar de coches de tal categoría han quedado muy presentes y este fin de semana se ha vuelto a soñar con una disciplina inigualable.

Y, por supuesto, la experiencia no defraudó. El olor a gasolina y el chirrido de las delgadas ruedas de monoplazas como el Cooper T51 de 1959 o el Brabham BT11A de 1964 dejaban claro, incluso desde la lejanía, que estaban compitiendo como ya lo hicieron antaño.

No se trataba de un paseo de exhibición, estaban compitiendo hasta el punto de deslizar la parte trasera en la salida de algunas curvas, por mucho que se tratase de vehículos con un notable valor económico e histórico.

En pocas ocasiones se ha podido ver algo similar, pero la F1 no se quedó en los años 60 en el Jarama. Más tarde, salieron a la pista otros monoplazas más modernos, pertenecientes a las décadas de los 80 y 90.

Entre ellos, un Arrows A8 de 1986, un Dallara F191 de 1991 o el inconfundible Benetton B192 pilotado por Michael Schumacher en 1992. Con la piloto Lorina McLaughlin al volante, el coche del Káiser ha volado por el circuito y ha dejado boquiabiertos a los aficionados a su paso. En total, más de 35 monoplazas de F1 se han dado cita en el trazado madrileño para el deleite de todos los asistentes.

 

© Jordi Gimeno

 

Ni siquiera la lluvia del día siguiente impidió que regresaran a la pista a los mismos bólidos, aunque con un ritmo evidentemente más contenido hasta que se secó el trazado. Entre las exhibiciones con vehículos clásicos de competición, otros disputaban su propio campeonato, como los pilotos de la Clio Cup, que compartieron el fin de semana con coches que participaron en las 24 horas de Le Mans, monoplazas de F1 o motos de Moto GP.

 

© Jordi Gimeno

 

Sin duda, un ambiente que ha logrado revivir una etapa dorada del trazado español dentro y fuera de la pista. En la zona del paddock, se pudo disfrutar de conciertos y bailes de swing, puestos con todo tipo de objetos de época a la venta y coches clásicos.

Simplemente, ha sido una forma de recordar todo aquello que ciertos aficionados pudieron vivir o una forma de dar a conocer a los más jóvenes un tipo de competición con unas cualidades muy distintas a la actual. No se trataba de correr por correr, sino de recuperar un espíritu: el Espíritu del Jarama.