¿Veremos un Mundial de 30 carreras de F1?
¿Veremos un campeonato con 30 Grandes Premios de Fórmula 1? No lo descarten. Es muy probable que se llegue a esta cifra incluso a corto plazo, en 2026.
El Pacto Concordia prevé un máximo de 25 carreras. Este tope se alcanzará en 2026 con la incorporación del GP de Madrid, pero con el contrato con Barcelona. Aunque se queda corto cara al futuro.
El mismo año del cambio de reglamento entrará en juego un nuevo Pacto Concordia, todavía por discutir. Y Liberty Media tiene en su mano ampliar el número máximo de Grandes Premios. La demanda es notable, los ingresos potenciales, también, los intereses de patrocinio pueden ser importantes.
Barcelona quiere renovar más allá de 2026. Emmanuel Macron, el presidente galo, quiere recuperar el GP de Francia. El desembarco de Audi facilitaría el retorno del GP de Alemania. E Italia quiere conservar sus dos citas del calendario.
Hay lista de espera. A Liberty le gustarían dos GP en China, pero también uno en India, hoy el país más poblado del mundo. El sudeste asiático podría presentar una solicitud y es asimismo un mercado importante, aunque ahora se corra ya en Singapur. Y el retorno a África es una asignatura pendiente, aunque sólo sea por estar en los cinco continentes, que no puede ser obviada.
Cierto, la Nascar tiene un campeonato con 36 carreras. Pero es mucho más sencillo de gestionar, todo en Estados Unidos, quizás una visita a Canadá o a México. Toda la logística por carretera.
En la F1 se complica un poco más con su carácter global y los desplazamientos transcontinentales. Obviamente ello requeriría doblar los 'equipos de pista' por aquello de conciliar la vida familiar, un concepto básicamente europeo.
No todos los equipos estarán de acuerdo. Los más pequeños ya tiene sus presupuestos ajustados en exceso y la ampliación del calendario podría llevarles a los números rojos –o más rojos– porque el coste logístico no es desdeñable y, obviamente, se precisaría más material.
El sistema de distribución del dinero procedente de los derechos comerciales de la F1 es 'perverso' en este sentido. Prima a los mejores equipos, castiga a los de detrás. Y ello hace que los primeros pueden gozar de importantes beneficios y los segundos no lleguen a cubrir un presupuesto ya de por sí ajustado.
