Diez pilotos con la miel en los labios

De ellos, ocho son pilotos de Fórmula 2, Zak O’Sullivan salta directamente desde la Fórmula 3 y el décimo es Pato O’Ward, que proviene de la IndyCar.

La mayoría de pilotos, todos salvo Jack Dennis y Zak O’Sullivan, ya habían hecho en alguna ocasión una sesión de libres o rodado en unos test de post-temporada, de efectos más folclóricos que reales.

Pese a lo espectacular del número, un récord, por vez primera en muchos años no habrá pilotos nuevos la próxima temporada en la Fórmula 1. Por tercer año desde que se instauró la Fórmula 2, el campeón no tendrá un sitio en la categoría reina y se tendrá que conformar con el rol de piloto de simulador, con un aprendizaje teórico y como mucho alguna sesión de Libres 1.

Charles Leclerc, el primer campeón en 2017, subió a F1 al año siguiente. También George Russell, en 2018, un año excepcional porque Lando Norris y Alexander Albon fueron segundo y tercero y al año siguiente estaban en la parrilla.

En 2020, fue Mick Schumacher y en 2021, Oscar Piastri, que se ha pasado un año en el banquillo antes de llegar a la F1.

En cualquier caso, mucho mejor que Nyck de Vries, campeón de 2919 y que sólo ha tenido una oportunidad este año, aunque el pasado año corriera un GP como reserva, pero su sueño se quebró a media temporada.

Felipe Drugovich, el campeón de 2022 no tiene volante en 2023 y no lo tendrá en 2024, resignado a ser reserva en Aston Martin.

En total, en estos siete años, han sido 14 los pilotos de Fórmula 2 que han saltado a la Fórmula 1, una media de dos por temporada. Muchos de ellos han subido sin haber sido campeones gracias a los apoyos personales: Sergey Sirotkin, Nicholas Latifi, Jack Aitken, Nikita Mazepin, Yuki Tsunoda. Guanyu Zhou y Logan Sargeant. Todos menos Mazepin tienen al menos una victoria en la categoría.

Hace unos años, estar en un filial, en un Junior Team, llegar con ellos a la Fórmula 2, era casi sinónimo de poner los pies en la Fórmula 1. Hoy ya no es así. Lo importante es llegar en el momento oportuno, estar en el lugar idóneo en el momento oportuno, cuando queda libre un volante. Y esto no va a ser así este año,s salvo que Williams no decida seguir confiando en Sargeant.

El problema actual es que saltar a la Fórmula 1 es complicado. No es un problema de potencia y prestaciones sino básicamente de la gestión de un monoplaza de F1 con todas sus variantes y reglajes que hay que ir gestionando sobre la marcha. Y hay que hacerlo de modo automático. Eso lleva tiempo, el simulador pueda ayudar, pero no sustituye a la experiencia en pista, así que algunos equipos prefieren apostar por la experiencia. Ya se sabe, vale más ‘malo conocido que bueno por conocer’. Lo ha demostrado Haas, apostando decididamente por dos hombres con ‘espolones’, Kevin Magnussen y Nico Hülkenberg.

El problema para algunos de estos pilotos que se quedan en puertas es qué hacer el próximo año. Pato O’Ward es el único que no tiene ese problema: seguirá en IndyCar, aparte de asumir el rol de reserva en McLaren. Algunos de estos hombres pueden repetir Fórmula 2, otros llevan ya demasiados años en la categoría y deben tomar una decisión.

Alguien del paddock ha insinuado que la actual generación de F2 no es tan buena como alguna de las anteriores. Quizás sea una forma de ‘ocultar’ otros temas, otros problemas. Y de no tener que afrontar ese periodo de formación que puede costar dos o tres temporadas, alguna excepción aparte. Mick Schumacher seguro que puede hablar de ello.

De momento cabe esperar…. y quizás más de un año para tener una nueva oportunidad. O quizás el tren que deseaban ha pasado y hasta el siguiente hay que esperar tanto que será demasiado tarde.

Hay que reconocerlo. Los pilotos actuales tienen un problema. No tienen la oportunidad de ser probadores, de efectuar 10.000 kilómetros antes de saltar a la Fórmula 1. No los culpen de no estar preparados.