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GP de Brasil 2016: Empieza la Era Verstappen

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José Miguel Vinuesa
7
15 Nov 2016 - 19:53

El fin de semana del Gran Premio de Brasil nos redime parcialmente del sabor amargo que nos dejó el de México. Todo empezó con Fernando Alonso volviendo a dar espectáculo fuera de la pista, justo como el año pasado, probando a ser cámara en la F1 sin mucho éxito. Por suerte se dedica a pilotar. Mientras él se divertía, Lewis Hamilton y Nico Rosberg trabajaban en un fin de semana clave. Porque Rosberg tenía la primera oportunidad seria de proclamarse campeón del mundo. Le bastaba, que no es poco, con ganar en Brasil. La historia parecía a su favor: victoria en 2014 y 2015, y Hamilton que nunca había ganado en Interlagos.

La lucha por la pole position fue muy intensa. En el último intento, Hamilton mejoraba su registro de pole, pero por detrás llegaba Rosberg mordiendo cada curva, y bajando los propios tiempos de su compañero de equipo. La Pole parecía suya. Apenas media décima tras el segundo sector acabó convertida, tras toda la subida en busca de la línea de meta, en una décima a favor de Lewis Hamilton. Primer paso dado.

Todo estaba trabajado, planeado, y hubiera seguido un guión predecible. Salvo que el domingo apareció la lluvia. Pero no una ligera lluvia, sino una que anegaba Interlagos. Toda la preparación del fin de semana era literalmente papel mojado: nuevas condiciones abiertas para todos, con reglajes de seco. El primer aviso de lo difícil que iba a ser la carrera la dio Romain Grosjean camino de su posición en la parrilla. En la imponente subida, el clásico acquaplaning. Tras una clasificación soberbia en la que fue séptimo con un Haas (es decir, el mejor de los demás), todo se derrumbaba. Coche destrozado, y los demás pilotos y equipos mirando con mucho detalle lo ocurrido. Se retrasó la salida, que fue tras el coche de seguridad, y después comenzó el espectáculo de Max Verstappen. Nada más relanzarse la carrera, atacó sin miramientos desde muy lejos a Kimi Räikkönen para colocarse tercero.

Pero en realidad, se abría una larga fase de accidentes, dudas y momentos bastante tensos. Marcus Ericsson chocaba casi en el mismo punto que Grosjean, bloqueando la entrada a los boxes, y motivando la vuelta del coche de seguridad. Muchos pilotos se habían aventurado con los intermedios, que no eran una verdadera opción en esas condiciones, no tanto por la lluvia, que iba y venía, sino por la capacidad de drenaje de la pista, bastante escasa. Cuando volvió a darse vía libre a la carrera, fue Räikkönen el que perdió el control de su Ferrari en plena recta, mientras por detrás Verstappen casi padecía la misma suerte, pero supo controlarlo. El momento fue tenso: el Ferrari rebotando de un lado a otro de la pista, con una fila de monoplazas a gran velocidad y casi nula visibilidad. Se saldó con el susto, y el hecho de que Räikkönen, que se había sacado una vuelta en clasificación sorprendente para ser tercero, veía evaporarse una oportunidad de firmar un buena resultado. Su rojo Ferrari, parado en la pista, dio paso a la bandera roja.

Y aquí comenzó la fase de esperpento, con el público enfadándose con motivo. La seguridad es lo primero, eso es indiscutible. Nadie quiere ver accidentes, porque nunca sabemos cuál puede ser el resultado. Pero a la vez, es incomprensible que no se pueda correr en agua. Son muchos los factores que lo impiden. Por una parte, los neumáticos no están preparados para ello, con una Pirelli que apenas puede probar estos compuestos por las limitaciones de entrenamientos, de modo que su desarrollo se centra más en los de seco. Por otro lado, la ridícula norma que impide modificar el reglaje de los monoplazas tras la clasificación, salvo muy pequeños parámetros. El resultado son coches muy bajos, que obviamente sufren para rodar en agua, por no decir que no pueden, más aún en una pista ondulada como la de Interlagos. Así que los minutos pasaban, y peligraba incluso la reanudación de la carrera. Y eso es lo que no se puede permitir: si no se quiere correr con agua, que se estipule así. Pero si se permite, que se corra, pero con los medios suficientes para ello, por lo que la FIA debe reflexionar mucho sobre qué camino seguir, y si permitir, por ejemplo, las modificaciones en los reglajes, que además son una cuestión de seguridad. No es la solución absoluta, pero seguro que algo ayudaría. Lo que no ayuda es ver al público que ha pagado su cara entrada abucheando al deporte con el pulgar hacia abajo.

Por fortuna, la carrera se reanudó, para detenerse poco después con una nueva bandera roja. En ese breve espacio de competición, Max Verstappen dejó la perla de adelantar por fuera a Nico Rosberg en la curva tres, de izquierdas, levantando de los asientos a la afición y poniendo en un serio apuro al líder del mundial. Una verdadera maravilla. Y eso fue sólo el aperitivo. Cuando definitivamente la carrera se relanzó hasta el final, Max Verstappen dio un absoluto recital de pilotaje sobre mojado. Podemos poner todos los peros que queramos: que si tiene un Red Bull, que si es demasiado vehemente, que en su última fase sus neumáticos eran más nuevos. Fue la resurrección de esa chispa que hace del automovilismo el deporte tan especial que es. 

Ahí estaba, Max, jugando con el equilibrio del coche, lanzándolo como si fuera una pluma, descubriendo nuevas trazadas que los más veteranos acababan siguiendo. Adelantando donde era impensable, presionando siempre, mordiendo. Pero a la vez, dibujando con su Red Bull trazadas limpias, estéticamente preciosas. Demostrando un control del coche absoluto, como con su trompo en el punto crítico de la subida, donde otros lo habían perdido. Jugando con la parrilla como si estuvieran parados o llevasen coches de otra categoría. Y su remontada final hasta el tercer lugar, es una de las fases de carrera más impresionantes, en unas condiciones tan delicadas, que se han visto en los últimos tiempos, y que será recordada por mucho tiempo más, como las grandes hazañas de todos esos mitos que se nos vienen a la cabeza. Max hará lo que quiera a poco que los medios le acompañen (como siempre en este deporte). Rosemeyer le cedería el apodo de “Wünderkid”, Caracciola el de “Regenmeister”. Max no tiene talento. Max ES el talento. Sin paliativos. Sabe ser tan rápido como Clark, tan inteligente como Fangio, tan agresivo como Villeneuve, tan visceral como Senna y tan comecocos como Schumacher. Lo sabe hacer todo, y parece fascinantemente fácil. La Formula Uno necesitaba sobre todas las cosas a este piloto. Y hay que disfrutarlo, con sus salidas de tono inmaduras, porque lo compensa todo en la pista. La era Verstappen acaba de empezar.

Verstappen es talento. Rápido como Clark, inteligente como Fangio, agresivo como Villeneuve, visceral como Senna y comecocos como Schumacher

Lo demás era muy divertido también, claro. Pero daba la sensación de ser más de lo mismo, de lo ya previsible. Ricciardo no podía con Kvyat: llegó Max y los pasó a los dos, y así con el resto. Alonso y Vettel volvieron a encontrarse en la pista con mucha tensión, saliéndose el asturiano de la pista en una maniobra en la que Vettel le había adelantado. El español hizo una buena carrera, aunque no exenta de algún trompo, y al final remontó desde el último lugar hasta el décimo de manera impresionante. Sus palabras posteriores advirtiendo de que la próxima vez se irá contra Vettel, insinuando un choque deliberado, empañan y mucho su buena actuación, porque provocar un accidente puede tener consecuencias imprevistas. Es entendible su reacción por la impotencia, pero Vettel le había superado con limpieza y seguido una trazada que ya era suya. La resistencia de Alonso fue loable y bonita, pero mantenerse por fuera tenía el previsible resultado que tuvo. Es lo mismo que ocurrió poco después con Vettel y Verstappen en la última curva. Idéntico. Y Vettel también se quejó, claro, pero la conclusión es la misma en ambos casos: está muy bien pretender mantener el exterior en una demostración de resistencia, pero en ninguno de los casos hubo movimientos de ningún piloto para echar al otro de pista. Dirección de carrera ni entró a valorarlo.

Y si hablamos de manos, de talento, Carlos Sainz sacó a relucir toda su sangre fría en un día tan difícil, junto a su demostrada capacidad para llevar el coche con mucho control. Durante buena parte de la prueba, estuvo cuarto, rozando el tercer escalón del podio, lo que hubiera sido un resultado fabuloso y merecido, aunque al final cayó frente a Verstappen y Vettel. Pero es un sexto puesto que deja un sabor muy dulce, el de una carrera para analizar con mucho cuidado. Sí, a Carlos el Toro Rosso empieza a quedársele pequeño, sus manos piden un material mejor que le permita obtener los resultados que es capaz de conseguir. El año que viene puede ser mejor si el motor Renault supone esa mejora que anuncian, y si James Key vuelve a hacer un monoplaza como acostumbra, sin grandes virtudes, pero con muy pocos defectos. Pero si no se abre la puerta de Red Bull, cosa que se antoja muy difícil, el paso que Carlos Sainz decida dar tiene que ser muy meditado, dirigiéndose a un equipo al alza y que no arruine su progresión. Porque la intuición es que él y Verstappen podrían ser los rivales del futuro, a los que pueden unirse algunos otros.

Esos otros podrían ser Esteban Ocon, que estuvo muy cerca de puntuar con el Manor, en una carrera así de difícil, sin cometer prácticamente errores. Si cayó de la zona de puntos fue porque su monoplaza no daba para más. Pero su carrera fue impoluta, y es sólo su octavo Gran Premio. Su salto a Force India el año que viene puede dar mucho que hablar, y viene protegido con mimo por el manto de Mercedes, que sí que sabe ascender a sus protegidos, no como en otros programas de jóvenes pilotos, como el de Ferrari (véase el ejemplo de Pérez o del añorado Jules Bianchi).

Al final, quién ganó importó menos. Sí, Hamilton hizo una carrera impecable, no sucumbió a la presión que supuso tanta interrupción y coche de seguridad. Jamás vio peligrar su liderato, y envía a Abu Dhabi la resolución del campeonato. Además, es ya el segundo piloto con más victorias de la historia, lo que está convirtiendo al inglés en una auténtica leyenda viva de este deporte. Y sí, Nico no se complicó la existencia, acabó donde dio la impresión que quería (en las resalidas del coche de seguridad jamás atacaba a Hamilton). Con un tercer puesto, si gana Hamilton, sería campeón del mundo. Pero la estrella fue Max Verstappen, que acaparó toda la atención una vez más, y nos devolvió de nuevo la fe y la esperanza en las carreras. Bendito sea el holandés.

7 comentarios
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abelillodossantos
16 Nov 2016 - 22:17
#3 otro inminente paquete !! Mad max, tiene algo que destaca sobre los demás y es su excesiva agresivi ... Ver comentario
, como le pasó a Alonso con sus dos títulos. Vettel por lo menos es más joven y aspira más títulos. Nadie se hace campeón sin buen auto tom. Saludos!
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abelillodossantos
16 Nov 2016 - 22:13
Ha sido el más joven en ganar una carrera. Eso lo hace especial también. Cuenta con el talento nato y esperemos que nos siga deleitando por muchos años!
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16 Nov 2016 - 12:21
Bienvenido Max ! De esto debatía con alguien hace un tiempo en esta web con otra persona sobre Max. Talento, coraje, habilidad, sorpresa, invención, y porqué no una cuota de errores de juventud (como si cada uno de nosotros no los hubiese tenido, si no que alguien tire la primera piedra ) es lo que hace falta por el bien y la salud de esta f1 venida abajo, pero con este tipo de talentos sin dudas llenará los ojos de los millones que la seguimos en todo el mundo ...
16 Nov 2016 - 11:24
#2 Señor José Miguel; Si Max es tan tan rápido como Clark, ¿Por qué Ricciardo le está superando ... Ver comentario
no estoy de acuerdo, estas últimas carreras del año le está dando la vuelta a la tostada en cuanto a calificación como en carrera, cada vez está yendo más rápido con el RB, hay que tener en cuenta que empezó con ellos comenzada la temporada y que Daniel posiblemente sea el mejor piloto de la parrilla hasta este momento, yo estoy encantado de la aparición de Max y espero que lo disfrutemos muchos años y que siga siendo tan bueno como es, saludos
tombilla
16 Nov 2016 - 11:09
otro inminente paquete !! Mad max, tiene algo que destaca sobre los demás y es su excesiva agresividad en pista y fuera de ella, ha cometido ya muchos errores y más que cometerá, con tanto alago se esta inflando su ego, Bernie y compañía se encargan de eso, conviene una imagen así para la F1, su ultima hazaña bajo la lluvia parece espectacular, una actuación con un coche en condiciones ídoneas para destacar, tanpoco es cómo para elevarlo al cielo y ponerlo al lado de Ayrton Senna. Valorando sus pos y sus contras, este chico tendrá su oportunidad si consigue tener un buen coche y le controlan, si por contra no consigue un buen coche le pasará lo mismo que a Vettel, la presión podrá con el y puede acabar muy mal. tiempo al tiempo
16 Nov 2016 - 09:03
Señor José Miguel; Si Max es tan tan rápido como Clark, ¿Por qué Ricciardo le está superando en clasificación, y por qué Sainz Jr. le superó el año pasado en ese aspecto? Si es tan inteligente como Fangio, ¿Por qué no avisa antes de entrar en boxes? Si es tan agresivo como Villeneuve, tan visceral como Senna y tan testarudo como Schumacher, ¿Por qué se cansa tan rápido como Trulli, y por qué Ricciardo tiene mucha mas constancia y está mostrándose superior también en carrera, cosa que se refleja en la puntuación del WDC?
tarso marques
16 Nov 2016 - 00:16
puffffffffffffffffffffffffff , lo único que falta es que digan que el RB era como un toleman-hart de 1984 ...están inflando tanto el globo que va a reventar ....lo de nars y sainz esta a la par ....pero , el holandes-belga es el elegido , a comprar todo lo que nos vendan y sin chistar !!!
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