¿Vale la Coca-Cola como aceite de coche?
La fiebre por los experimentos en la red –y la insaciable sed de visitas– han llevado a probar si la bebida más famosa del mundo puede reemplazar al lubricante en el interior de un motor.
A los que nos gusta la mecánica, conocemos algunas de sus propiedades más allá de su poder refrescante. El mito de meter unos tornillos oxidados en Coca-Cola y que se queden como nuevos no es del todo cierto, pero sí que tiene un cierto poder limpiador.
El objeto del experimento es ya un viejo conocido, un Ford Fiesta de tercera generación al que en su día pusieron a prueba su sistema de frenado, el cual explotó al superar los 900 grados. En esta ocasión la cosa va más allá, ya que van a sustituir el aceite –la sangre de todo motor- de su motor gasolina atmosférico por Coca-Cola normal con un alto contenido en azúcares, concretamente 103 gramos por litro. Desde luego ni por densidad ni por sus componentes básicos -puro azúcar y agua frente a un derivado del petróleo- parece un sustituto ideal.
El resultado de esta combinación no es tan explosiva como la mezcla de Mentos y Coca-Cola... Pese a ser un sencillo propulsor del siglo pasado, duele verle agonizar y morir de esta forma. Una vez demostrado que el refresco de cola –ni ningún otro- NO vale como lubricante, esperemos que sea el último que gripe por ello.
