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El Gobierno planea retirar las exenciones a los coches clásicos

José Miguel Vinuesa
13/10/2017 17:14

Si tienes un coche clásico, no importa de qué marca o valor en el mercado, esta noticia te interesa, aunque no te va a gustar. Una comisión de Hacienda estudia la posible retirada de la bonificación del 100% en el impuesto de circulación para los vehículos a motor de más de 25 años.

A esa edad, un coche se convierte en clásico. Hasta ahora, y gracias a una iniciativa de hace casi treinta años, los coches considerados clásicos tenían una bonificación del 100% en el impuesto municipal de circulación, debido a su uso residual, y al carácter especial a proteger de muchos de estos coches.

Todo comenzó en 1988, cuando la Comisión de Educación y Cultura del Congreso de los Diputados impulsó una proposición no de Ley por la que solicitaba al Gobierno la protección de los automóviles de valor histórico, en el marco de la Ley de Patrimonio Histórico. Finalmente, en 1995 se aprobó el Reglamento de Vehículos Históricos, que recogía un régimen especial para los vehículos de más de 25 años. Tres años después, se aprobó la norma que permitía a los Ayuntamientos aplicar la bonificación del 100% en el impuesto de circulación a estos vehículos.

Sin embargo, los tiempos han cambiado. En una época en la que lo ‘retro’ tiene un nuevo valor, y es admirado profundamente, el Gobierno se plantea gravar a estos vehículos. El Ministerio de Hacienda trabaja en una propuesta que les devuelva su carácter de sujeto pasivo del impuesto de circulación, y uno de los motivos es la mayor contaminación que estos coches generan.

Un argumento, dicho sea con todos los respetos, absurdo, dado el uso puntual que de esos coches suelen hacer sus propietarios, que salvo en casos muy esporádicos y particulares –pensemos que un coche de 1991 hoy es un clásico– tan sólo lo sacan para mantenerlos rodados, o para lucirlos en concentraciones o eventos destinados a estos modelos, y que no sólo en nuestro país, sino en todo el mundo, han proliferado en gran número.

Mantener un coche clásico no es barato ni mucho menos, y mantenerlos en perfecto estado de funcionamiento suele suponer un desembolso anual que, independientemente del bolsillo del coleccionista, siempre es alto. Es cierto que gozan de otras ventajas, además de la bonificación que se plantean retirar, como por ejemplo: las ITV son cada más tiempo, entre dos y cinco años, los seguros son más baratos, o no deben cumplir tan estrictamente las leyes anticontaminación.

No todo son ventajas. Los papeles para transformar el coche en clásico son a veces un laberinto muy laborioso, o los seguros, por muy baratos que sean, imponen condiciones de uso con kilómetros limitados, de modo que si los superas no se te cubre en caso de tener un incidente. Y quizás no lo sepas, pero el Estado puede reclamar tu coche para una exposición o evento, al entrar a formar parte de Patrimonio Histórico, y no te puedes negar a su cesión.

Hablamos de obras de arte en unos casos, o de modelos más humildes en otros, pero en todo caso son la prueba fehaciente de la evolución técnica en un sector en el que el hombre ha puesto un gran empeño y ha volcado horas de investigación. Son diseños admirables, que como en el caso de las obras de arte, nos dejan ver cómo ha evolucionado la estética, en este caso al servicio de la técnica y del progreso. Los coches clásicos siguen siendo objetos a preservar.

Pero sin algunos beneficios, cuya concesión no supone tampoco una gran pérdida para las arcas estatales o locales, muchos de estos coches podrían pasar a un segundo plano, sino desaparecer. Porque no olvidemos algo: observar un coche en un museo está muy bien, pero donde hay que verlo es en funcionamiento, que es para lo que se crearon. Perder este patrimonio de la humanidad por un tibio aumento en los ingresos, o por las ya muy restrictivas normas medioambientales, sería una tragedia, por lo que las medidas que se adopten deberán ser mesuradas y acordes al tipo de vehículos que nos ocupan.

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