Sainz acaricia la victoria, pero prefiere no pensar en ello

15/01/2020 14:38

A medio Dakar, Carlos Sainz igualó el récord de Nasser Al-Attiyah de etapas ganadas y el próximo objetivo del madrileño será, sin duda, igualar las tres victorias en el Dakar que tiene el catarí. Récords que quedan un poco lejos de los de Stéphane Peterhansel –44 victorias de etapa por ahora, frente a las 36 de Carlos–, pero sobre todo siete victorias entre los coches.

Ahora, a dos etapas del final, Carlos acaricia su tercera victoria en el Dakar. Seguramente no quiere hablar de ello. Sabe que las carreras y los títulos sólo están ganados cuando se ha cruzado la bandera de cuadros final de la prueba o del Campeonato. Lo sabe muy bien desde aquel título perdido en un rally de Gran Bretaña frente a Timo Mäkinen a 800 metros de la meta de la última especial. Sí, aquel del patético por impotente grito de Luis Moya: "¡Trata de arrancarlo, Carlos! ¡Carlos, arranca por Dios!".

En el Dakar siempre pasan cosas y los 18 minutos de ventaja que tiene sobre Stéphane Peterhansel y Nasser Al-Attiyah sabe que no son colchón suficiente. Una muestra: hoy Carlos comenzó la etapa con sólo 24 segundos de ventaja sobre Nasser y 6'38'' sobre Peterhansel, tras haber cedido más de diez minutos por abrir carrera.

Hoy, Nasser y Peterhansel abrían carrera y se han perdido en los comienzos de ésta. Sainz, que salió retrasado, ha sacado partido de ello. No ha cometido errores y Lucas Cruz le ha guiado por la ruta exacta, sin vaciliaciones ni dudas.

Pero mañana, en la segunda parte de la maratón, Carlos abrirá carrera y habrá 80 kilómetros de dunas bastante blandas, que pueden atrapar un coche en un pispás. Y el viernes, en la última etapa, encontrarán un laberinto de pistas donde resulta fácil perderse.

En cualquier caso, me quedó con un pensamiento de Luis Moya. "Cuando Carlos trabaja en un coche, o gana o lo hace ganador". Su trabajo con el Mini ha sido ímprobo y la mejoría del coche con respecto al año pasado, brutal. Está claro que lo ha hecho ganador… y ahora todos esperamos que, además, sea él quien al volante saboree las mieles del triunfo.

Un recuerdo. En 2003 fue Stephane Peterhansel quien conoció el infortunio. Tenía la carrera ganada. Pero en la penúltima etapa perforó el radiador y perdió el agua: la pala del ventilador había perforado el radiador. Perdió casi 25' en la reparación y casi toda su ventaja, pero logró continuar, recuperar tiempo, superar un pinchazo hasta que se encendieron a la vez los testigos de la presión de aceite y temperatura del agua: consiguió que le remolcaran un buen trozo y arrancar. Faltaban 40 kilómetros para la meta y en medio del polvo no vio una roca… dejando la suspensión allí y debió esperar al camión de asistencia.