Sobre Porsche y su éxodo del WEC a la Fórmula E, no a la Fórmula 1

27/07/2017 19:13

La firma germana anunciará su decisión de futuro en la competición, y ésta no pasa por abandonar las competiciones de GT, que le reportan prestigio y unos ingresos espectaculares gracias a la venta de coches de competición, pero sí el WEC, tremendamente costoso.

Muchos esperan que esta decisión sea el anticipo de su implicación en la F1 como motorista, aunque no parece que éste vaya a ser el camino elegido. El entusiasmo de la firma alemana por los híbridos ha decaído hasta el punto de abandonar los planes para lanzar una versión híbrida del 911.

Porsche tiene previsto lanzar al mercado en 2019 la versión comercial del concepto Mission E presentado en el Salón de Frankfurt de 2015. Será berlina de cuatro o cinco plazas y aprovecharía su experiencia de Le Mans para el diseño de los motores eléctricos.

Evidentemente, la decisión no se toma para el lanzamiento de un nuevo modelo. La marca germana está involucrada en un cambio de orientación comercial, una apuesta clara por la motorización eléctrica, sacrificando incluso sus gama híbrida. En la actualidad, Porsche tiene dos modelos híbridos en catálogo –sobre base Panamera y Macan– y, como hemos dicho, ha cancelado sus planes de producir una versión híbrida del 911, pese a que un 911 Hybrid experimental ganó las 24 Horas de Nürburgring, pero empleando un volante de inercia para almacenar energía en lugar de baterías.

La apuesta eléctrica es tan importante que Porsche quiere que en 2023 la mitad de sus ventas sean de vehículos lujosos y de altas prestaciones con propulsión exclusivamente eléctrica. Y eso significa poner en el mercado unos 120.000-130.000 coches eléctricos anualmente. De momento, el Mission –se espera que este sea su nombre final– sería producido en unos 20.000 ejemplares. Junto a él se lanzaría una versión electrificada del SUV Macan, uno de los productos comerciales de mayor éxito en la actualidad. Y deberían seguir otros modelos.

Si algunos no entienden esta apuesta de las marcas por la Fórmula E, cuyos monoplazas son todos iguales en apariencia –ver Los constructores abrazan la Fórmula E, de este mismo blog, el 17 de julio de 2017–, debe darse cuenta de que la competición va muy ligada no sólo a los intereses I+D de una marca, sino también a los intereses de marketing.

No importa que los Fórmula E sean aparentemente iguales. No les interesa temas de aerodinámica o chasis, sino los ligado a la electrificación: motores eléctricos, batería, recuperación de energía, gestión del conjunto. En la actualidad, los motores son libres –dentro de unas normas– y por tanto también la recuperación de energía. En el próximo futuro lo serán las baterías. Así que el cambio la apuesta está plenamente justificada.