Los recados que Carlos Sainz envió en Hungría

20/07/2020 16:25

El de Budapest no fue un adelantamiento cualquiera, sino el resultado de una batalla querida, buscada y peleada. Lo intentó por activa y por pasiva, hasta que dio el 'golpe de genio', arriesgando mucho para conseguir su propósito. Uno de los adelantamientos más bonitos que se vieron este domingo, con un gesto de 'aquí estoy yo' en la salida de la curva 1 que respondía a otro de Leclerc y en una pista donde siempre es complicado ganar posición.

Esa maniobra se puede interpretar como un mensaje a Charles y a Ferrari, pero también a McLaren. Su compromiso con el equipo naranja será total hasta que termine la temporada y batallará por cada punto, y arriesgará por ello. Como ya hizo en la espectacular salida.

Sainz no es de enviar recados con palabras a través de las redes sociales o los medios de comunicación. Él habla con el lenguaje adecuado, que es volante en mano y acelerador a fondo.

El compromiso del madrileño no es con el monegasco, sino con Ferrari. Un compromiso que vistas como están las cosas requerirá trabajar mano a mano con Charles −si este quiere− para hacer crecer el coche y el equipo, para enderezar el rumbo. Si no consiguen un coche competitivo, no hay nada que hacer, como se está viendo este año. Una vez conseguido esto, ya llegará el momento de hacer valer sus derechos.

Tres detalles marcaron la carrera de Hungría de Carlos Sainz. Uno le puso en situación de luchar por los Top 5, otro le puso difícil puntuar y el tercero le devolvió a los puntos, que al final fueron dos, un parco botín para una carrera que no ha podido pasar desapercibida.

Lo han adivinado, el 'central' es la parada en boxes que se eternizó debido al tráfico. Unos cinco cinco segundos perdidos hasta que le dieron luz verde para arrancar. Lo de menos son esos cinco segundos; lo peor es que alguno de los que paraba y le impidieron arrancar de su box acabó por salir también por delante de él y que eso le hizo caer en la trampa del tráfico. En condiciones normales, habría estado por delante de Albon y en lucha con Pérez, por delante de un Vettel que remontó tirando un undercut al tráfico lento.

Sainz ha dicho por activa y por pasiva que no se fija en estos momentos en Ferrari, que trabaja para McLaren, que quiere hacer crecer a McLaren. Y que si Ferrari está en un mal momento −defender lo contrario es negar la evidencia− sabe que los de rojo tienen recursos financieros, técnicos y humanos suficientes para reaccionar.

Pero obviamente debe tener su puntito de preocupación porque sabe que lo que suceda en Maranello será clave en su futuro. Se fijará en las mejoras del coche, también en las 'peoras'’; seguirá atento las maniobras dentro del equipo. Sabe que en Maranello necesitan no una rehabilitación sino una reconstrucción, en el mejor de los casos −el peor sería derribo y obra nueva−. Seguro que Fernando Alonso le ha hablado de ello más de una vez. Y que en Maranello saben de su contribución al reflotamiento de McLaren.

Eso sí. Aunque no vista de rojo, Sainz ya sabe lo que es la presión de ser piloto Ferrari. Le preguntan más por ello que por McLaren. Y ve como prensa y tifosi parecen presos de una impaciencia mortal y elevan cadalsos a las primeras de cambio. Ha caído la cabeza de Vettel. La de Binotto ya parece reclinada sobre la guillotina. Y hay quien comienza a preguntarse en Italia si Leclerc está suficientemente maduro para liderar el equipo.

Es el sino de Ferrari, vencer o morir. Aunque a veces les pase aquello que dijo Max Mosley de un piloto, "de tanto buscar coche ganador, acabó no teniéndolo nunca".