La F1, en busca de la fiabilidad perdida

La fiabilidad parece que sigue siendo el talón de Aquiles de los rojos. Pero no son los únicos. En AlphaTauri han cambiado el motor a De Vries. Y Norris también estrena nuevo motor, porque el primero es irrecuperable: motor térmico, MGU-H, MGU-K y turbo, así como escapes.

También los dos Red Bull montaron cajas de cambio nuevas. Pero Pérez, además, montó una segunda batería y una segunda centralita. El hecho de que Verstappen sufriera la rotura de un palier es quizás anecdótico frente a lo otro, aunque al producirse en la Q2 tiene consecuencias cara a la carrera.

Muchos problemas de fiabilidad a las primeras de cambio de la temporada.

Da la impresión de que los ‘motoristas’ han apurado mucho en busca de potencia y rendimiento, sabiendo que los motores quedan congelados hasta el final de la actual era, es decir esta temporada y las dos siguientes. Los únicos trabajos permitidos son los que atañen a mejorar la fiabilidad.

Posiblemente ello les haya hecho correr riesgos, en la confianza de que podrían después solucionarlos. Una apuesta arriesgada, pero hacer una apuesta más conservadora conllevaba el riesgo de quedar descolgados sin posibilidad de redención. Y esto es algo que a buen seguro nadie desea.

Ante este panorama, no debería extrañarnos ver bastantes resultados sorpresas, al menos en la primera mitad de temporada. Cabe recordar que el pasado año varios motoristas y equipos pidieron que se aumentara el número de elementos nuevos de la ‘power unit’ a montar durante la temporada. Una petición posiblemente realizada no en base a los problemas de los propulsores Ferrari en 2022, sino con vistas a los riesgos que todos sabían que necesitaban contraer en 2023. Está claro que hay mucho trabajo a realizar todavía.