Horner-Marko-Newey, un núcleo duro intacto desde 2005: el secreto del éxito de Red Bull

No es momento de discutírselo, vistos los resultados de estos dos años con cambio de reglamentación entre ellos. “No se podía aprovechar nada del coche del año pasado, ni siquiera un tornillo. El chasis era nuevo, las suspensiones eran nuevas, la caja de cambios, nueva y la aerodinámica distinta. Cuando haces esto, el nuevo coche es potencialmente un desastre. Afortunadamente, cuando lo pusimos en pista, vimos que no teníamos dificultades en ese aspecto que daban problemas a otros equipos y habíamos evitado las trampas en las que otros equipos cayeron”, ha dicho Rob Marshall, director de ingeniería de Red Bull a F1 Nation.

Pero me gustaría hacer hincapié en lo dicho por Horner, porque es un aspecto básico de la cuestión, la gran diferencia entre Mercedes, Ferrari y Red Bull. La estabilidad interna.

En Ferrari, la estabilidad interna es algo que se perdió con la marcha de Ross Brawn y Jean Todt. Desde entonces se han sucedido los cambios al frente del equipo, desde el jefe de equipo a los responsables de las áreas técnicas. Es algo que Mattia Binotto está intentando subsanar, pero la presión sobre Maranello es muy fuerte. La necesidad de resultados, imperiosa. Y no hay paciencia para mantener una línea de trabajo de cinco años antes de que los resultados exigidos lleguen.

En Mercedes tuvieron paciencia —el hecho de que Ross Brawn estuviera allí los primeros años no es posiblemente ajeno— mientras armaban su equipo. Desde hace muchos años Toto Wolff, copropietario del mismo, ejerce de jefe de equipo, pero han tenido numerosas transiciones de directores técnicos e incluso en los motores.

Han sido transiciones pactadas, planeadas de antemano y suaves. En buena parte ascensos dentro de la casa o, si se trataba de un fichaje, tras un cierto periodo de adaptación antes de coger el relevo.  Pero han perdido una pieza importante en su ‘núcleo duro’: Niki Lauda.

Pero al frente de Red Bull, desde su creación, el ‘núcleo duro’ ha restado invariable: Christian Horner, Adrian Newey y Helmut Marko.

El departamento técnico de Red Bull, el denominado Red Bull Engineering, es un departamento que goza de autonomía, hecho a medida de Adrian Newey. De hecho, cuando fichó por Red Bull, tuvo manos libres para ‘diseñar’ y ‘estructurar’ el departamento técnico como deseaba.

Adrian se tomó su tiempo. Diseño la fábrica, eligió los útiles de trabajo, escogió buena parte del personal.  Es cierto, como en todos los equipos hay una cierta rotación de personal, gente que llega para reforzarlo y gente que elige marcharse por una oferta mejor… pero esencialmente la cúpula está intacta.

Nacieron en 2005 de las cenizas de Jaguar. Sólo en su quinta temporada asomaron la cabeza. En la sexta lograron su primer título y llegaron las cuatro coronas consecutivas de Vettel. 
La llegada de la era híbrida les hizo dar un paso atrás. 

Pero tuvieron siempre claro que el problema era externo: el motor. Rompieron con Renault, abrazaron a Honda cuyos resultados con McLaren eran decepcionantes y la relación, tóxica. Supieron ser pacientes de nuevo para permitir que Honda creciera, porque Mercedes tenía gran ventaja en el motor. Y el pasado año consiguieron el primer título, éste el segundo en el inicio de una nueva era, la del ‘efecto suelo’. Y en eso, Newey tiene una ventaja: lo suyo es la aerodinámica. Con unos motores muy igualados, es el viento el que marca la diferencia.