Ferrari, una década sin títulos mientras Mercedes bate sus récords

21/10/2019 09:37

Entre 1999 y 2004, Ferrari logró cinco títulos de piloto y seis de constructores, es decir, 11 coronas de las 12 posibles; se les escapó el de pilotos de Schumacher en 1999, tras el accidente de Michael en Gran Bretaña, en el que se fracturó la pierna.

Mercedes cerrará el año con 12 títulos de 12. Ya tiene los seis de escuderías y también los seis de pilotos; la única incógnita –más teórica que práctica– es si el campeón será Lewis Hamilton o Valtteri Bottas; no hay ningún otro piloto que pueda superar en puntos a Hamilton que no sea su compañero, Bottas. Así, que el 12 de 12 o el doble seis.

La Scuderia ya sabe lo que es pasar por malas rachas. Es cierto que los tifosi ven todavía muy lejos aquellos 21 años sin título de pilotos, los que median entre la corona de Jody Scheckter en 1979 y la de Schumacher en el 2000. De momento, su última corona se remonta a hace sólo 12 años, la de 2007 de Kimi Räikkönen.

 

 

Es cierto que Ferrari mantuvo asimismo una larga racha sin títulos de constructores. En los 21 años malditos, al menos tuvo tres títulos de constructores que 'dulcificaron' ligeramente el amargo sabor de Vía Crucis.

Aunque hay un largo periodo de 16 años entre 1983 y 1999 sin corona alguna, nunca cumplieron una década de calendario sin corona. En la década de los 80 ganaron dos coronas de constructores y en la de los 90, otra de constructores… aunque fuera en in extremis en 1999.

Lo peor de todo es que a muchos no les extrañaría que pudieran igualar esos récords para el olvido. En los últimos años hemos visto cómo para construir un equipo campeón se tarda al menos cinco años y en Ferrari están reconstruyéndose –no reforzándose u optimizándose, sino poniendo muchas cosas patas arriba– con cierta frecuencia.

Da la impresión de que lo urgente no deja hacer lo importante. Debemos tener en cuenta otro dato. Desde 2009, es decir en los 11 últimos años, título de pilotos y títulos de constructores han ido al unísono. Brawn y Button en 2009; Red Bull y Vettel entre 2010 y 2013, y Mercedes, con Hamilton y Rosberg, entre 2014 hasta este 2019, lo que deja muy claro que el mejor coche acaba imponiendo su ley.

Pero, en ocasiones, el mejor coche no basta. Se necesitan pilotos a la altura y, sobre todo, una maquinaria conjuntada, bien engrasada, funcionando todos a una. Esto es lo que sucedió en la era Schumacher, con una espina dorsal o núcleo duro estable imponiendo el rumbo: Jean Todt, Schumacher, Ross Brawn y Rory Byrne.

En el fondo, es el diagnóstico que ha hecho Vettel: "Ferrari necesita trabajar mejor, no más duro" y señala que si se gana el título de constructores con cuatro Grandes Premios de antelación –también el de pilotos– como ha hecho Mercedes, "está claro que están haciendo las cosas mucho mejor".

No es un problema de hombres ni nombres, sino de organigrama, de colocar a todo el mundo en el lugar idóneo. Ya he dicho muchas veces que me sorprendió una afirmación de Jean Todt cuando Ferrari fichó a Fernando Alonso: "Recuerden una cosa. Ferrari ya no es inglesa, vuelve a ser italiana" y eso se mantiene. Es más, defenestrados de Maranello –Aldo Costa o James Allison, por ejemplo– han triunfado en Brackley.

Y me acuerdo lo que una vez, no hace mucho, me comentó Joan Villadelprat de su paso, de la mano de John Barnard, por Maranello: que lo más complicado fue lidiar con el núcleo italiano.