El futuro de la Fórmula 1: pensamientos en voz alta

24/09/2021 10:01

Es una más de las muchas ocurrencias que se lanzan en el mundo de la F1. Buena parte de las que son maniobras de despiste o bien destinadas a llamar la atención creando polémica para que se hable del Gran Circo. Y algunas se lanzan con buena voluntad, pero sin analizar los contras o, como se llama ahora, efectos colaterales… simples ' pensamientos en voz alta'.

Ocurrencias se han dado muchas en estos últimos meses. Se ha hablado de la clasificación al sprint. El formato en ensayo ya ha mostrado sus limitaciones: pocos quieren arriesgarse a perder opciones el domingo por ganar una plaza sin premio –es decir, sin puntos–. Incluso delante, el botín es tan parco que no estimula la batalla o al menos no lo ha hecho por ahora.

Se ha hablado de un formato de clasificación al sprint con más puntos, quizás diez al ganador y puntos a los seis primeros. Pero también se ha hablado de una clasificación a una vuelta en solitario –ha sido Fernando Alonso quien lo ha dicho– como se hizo un día no tan lejano, con la intención de evitar las polémicas de los embotellamientos de último minuto o las polémicas sobre si fulanito ha molestado a menganito.

Incluso se ha hablado de parrillas invertidas o de la posibilidad del lastre del éxito: hacer que los mejor clasificados en una carrera sufran un castigo por el éxito en forma de unos kilos suplementarios que les costarían unas décimas de segundo por vuelta.

En el pasado entre Bernie Ecclestone y Max Mosley se lanzaron muchas propuestas de este estilo. La más peregrina, sin duda, la que proponía que los pilotos rotaran de equipo, que cada piloto pasara por todos los equipos durante la temporada, para que el Campeonato del Mundo fuera un verdadero campeonato de pilotos.

Me temo que estas propuestas simplemente señalan que la F1 sufre una cierta crisis de identidad, marcada por la necesidad de renovar y ampliar su base de aficionados en la era en la que los deportes virtuales –si pueden llamarse así– y las redes sociales captan –monopolizan casi– la atención de los más jóvenes.

Sabe que tiene que mejorar el espectáculo y que su aureola de avanzadilla tecnológica tiene fecha de caducidad con la anunciada defunción del motor térmico. Pero no puede renunciar a la misma si pena de limitar las bases de sus seguidores actuales.

Algunas de las propuestas –parrilla invertida o lastre– se han introducido en casi todas las categorías inferiores… pero la razón es otra: el negocio del promotor y los equipos. Es imprescindible crear una situación de alternancia en los lugares de cabeza para que pilotos y paganos –sean estos padres o una empresa– mantengan viva la llama de la ilusión y el acceso a la chequera.

Otras más sutiles proponen el 'Balance of Performance' –Balance de Prestaciones–, que intenta que ninguna máquina sea superior a otra. Se usa en los 'coches carrozados', TCR o GT, pero incluso en Le Mans y en las carreras de prototipos.

¿Te imaginas 'capando' a Mercedes para permitir que Haas pueda hace podios? ¿Te imaginas a Lewis Hamilton corriendo en Alfa Romeo y viendo que Antonio Giovinazzi le pasa la mano por la cara al que debía ser 'su' Mercedes?

El problema grave es de gobernanza. La FIA vendió los derechos comerciales. Los equipos se han hecho con un poder capaz de impugnar reglamentos, cuando no imponerlos.

Pero la F1 debe reaccionar ya. Algunas de las marcas implicadas y otras a las que se intenta implicar desde hace tiempo ya han anunciado la próxima detención de sus programas de motores de combustión y su apuesta por el eléctrico… casi obligada por las normativas medioambientales.

Y en estos momentos de confusión buscan su camino, pero parece que corren en círculo sin decidirse a avanzar hacia ninguna parte. Confieso que no tengo ni repajolera idea de cómo solucionar el nudo gordiano que atenaza la F1.

Ha implantado, sí, un techo presupuestario. Los grandes no han cedido su ventaja, sólo parte de ella, la suficiente para que los equipos más pequeños mantengan viva la llama de la ilusión.

Está claro. La F1 debe pensar en el futuro, en su futuro. Pero éste depende en buena parte de hacia dónde va la sociedad y recuerdo unas palabras de Wolfgang Ullrich, el que fuera director deportivo de Audi: "El futuro de la competición será eléctrico o no será". Quizás pensaba más en la hibridación que en el eléctrico puro, pero es una reflexión muy a tener en cuenta.