Carlos, ¡no tengo palabras!

19/01/2024 11:30

Hace ya seis años, cuando ganó su segundo Dakar, en esta misma web escribí emocionado: "Gracias Carlos, ¡te debo tanto!". No imaginaba que todavía iba a deberle más.

Ganar un Dakar, la prueba más dura del mundo, a los 61 años, tiene un mérito increíble. Sobre todo cuando comienzan a despuntar una serie de jóvenes con ganas y ambiciones. Aspirantes al relevo a los que hay que pararles los pies.

El Dakar es esa prueba en la que se cumple el dicho "más sabe el diablo por viejo que por diablo"… sobre todo si aún conserva ambición, ganas, rapidez.

Tras el palo de la pasada edición, en forma de accidente, y un año dedicado a una dura recuperación, renunciando a ser piloto en su propio equipo de la Extreme E, el mérito de Sainz es increíble.

Confieso que tras ver al Audi en Marruecos, no esperaba este resultado… de ahí que Nasser Al-Attiyah dijera, casi -o sin el casi- despectivo: "les doy [a los Audi] tres etapas".

Lo admite, la etapa de hoy ha sido una de las que más he sufrido en la vida. Recordé aquel Rally de Gran Bretaña y título mundial que le fue negado a 800 metros de la meta de la última especial. El motor dijo ‘basta’, una biela salió por el bloque. Aquel año del "Arráncalo Carlos por Dios", grito visceral que se escapó de las entrañas de Luis Moya.

Lo recordé mucho más cuando Peterhansel se detuvo con el motor roto. Cuando supe que Micthell Güthrie sufría una rotura de turbo que entregaba las posibilidades de victoria a Cristina.

Recordaba como hace 20 años, en 2004, tras abandonar en el Rally de Gran Bretaña en el que se juega la tercera corona del Mundial, anunciaba su retirada y decía que "este chico [Loeb] batirá todos mis récords". Por entonces Sainz era el piloto que más tramos y rallies había ganado.

Pensaba, de nuevo, en todo ello mientras la vista se iba nublando y las gafas empañadas de gotas de lágrimas furtivas, emociones no controladas.

¡No tengo palabras! Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Ver a Carlos y Lucas en lo alto del podio de llegada, con el touareg de ganadores del Dakar, por cuarta vez, vale incluso mucho más que mil palabras.

Desde entonces, 2018, te debo dos ‘touareg’ más. Y como no hay dos sin tres, me gustaría poderte deber un tercero.