Aston Martin o cuando Magic no basta

Los problemas de adaptación de Aston Martin son más graves porque se trata de una prueba al Sprint, lo que implica que hay más puntos en juego. Los coches están en parc fermé, por lo que no es posible hacer cambios sin incurrir en penalización.

Las consecuencias de todo ello tienen su peso en el campeonato. Fernando no sólo debería ver como Hamilton se aleja y su ambición de acabar tercero en el Mundial se diluye, sino que los dos pilotos de Ferrari, que ayer recortaron distancias en el Sprint, también empiezan a ser una amenaza.

En el Campeonato de Constructores, tal como están las cosas, McLaren tiene la oportunidad de sorpasso y dejar a Aston como quinta fuerza. Afortunadamente para los de Silverstone, Alpine está demasiado lejos.

La razón de todo ello dicen que hay que buscarla, posiblemente, en el estreno de las últimas mejoras. Hacerlo en un Gran Premio con Sprint entraña un riesgo, porque sólo hay una sesión de entrenamientos. Si algo no funciona, o es muy claro, o no lo puedes corregir. No es como otro fin de semana, que puedes buscar un camino en los Libres 2 y tienes la noche del viernes para que en fábrica trabajen, analicen, hagan alguna simulación. Y tengas unos Libres 3 el sábado para enderezar o al menos atenuar la situación.

Si hay Sprint, o las actualizaciones funcionan a la primera o estás en apuros. Y esto último es lo que ha sucedido. La prueba de ello, Fernando perdió plazas en la salida de la Sprint, al contrario de lo que es habitual. Incluso Stroll llegó a superarle. Y lo peor, los problemas de frenos que el viernes afectaron a los dos coches se reprodujeron ayer en el coche de Lance.

Si hay poco tiempo de libres y no puedes aprovecharlo, pasa lo que pasa. Todo ello se ha unido a las prisas para la última vuelta de la Q1. Para poder realzarla debieron hacer un giro de salida 'de urgencia': Stroll paso por meta sólo tres segundos antes de que cayera la bandera a cuadros; Alonso, a uno, Difícilmente las gomas estarían en la ventana adecuada y quizás se necesitaba un hueco mayor de dos segundos con respecto a Stroll.

Pero lo sucedido en Austin no es por una actualización que no parece acertada o a la que todavía hay que encontrar en el encaje. Viene de lejos. En Silverstone y Hungría el equipo ya dio un bajón. Se recuperó en Spa y Holanda. Pero desde Italia la pendiente descendente es acusada, coincidiendo con actualizaciones de los rivales directos.

En estas circunstancias, no basta que Alonso sea de nuevo 'Magic', como a principios de temporada. Se precisa un milagro. y ya se sabe que para los milagros se precisa un poco más de tiempo.

Y ahora el tema principal es saber si los grandes resultados de inicio de temporada fueron porque el coche era realmente bueno y el problema ha estado en la evolución… o si un momento de baja forma de los rivales hizo que las cosas fueran mejor de lo esperado.

Lo de Austin está siendo un torpedo bajo la línea de flotación. Ahora hay que intentar achicar el agua que entra en la grieta abierta… e intentar evitar el naufragio. Una situación que puede prolongarse a los siguientes GP; México y Brasil están empalmados a Austin y cuando se está a 7.000 kilómetros de la base las cosas son más difíciles –todavía– de solucionar.

Si me lo permiten me recuerda un poco todo esto a lo sucedido con Ferrari el pasado año, cuando en los inicios de temporada un problema menor de Red Bull, pero que se necesitaba tiempo, permitió soñar con una nueva 'temporada roja'. Fue un espejismo que se diluyó muy pronto.

El problema no es el coche de Austin, sino averiguar la razón por la cual desde media temporada se inició una espiral descendente. ¿Dirección de desarrollo equivocada? ¿Mínimas evoluciones a causa del límite presupuestario? ¿O un coche de potencial limitado y por tanto con poco margen de evolución?

El análisis es urgente. No por el final de temporada, sino pensando ya en 2024.