Especial Clark

Trazando a Jim Clark

José Miguel Vinuesa
07/04/2015 09:30

Un casco de color azul oscuro está apoyado en el muro de los boxes, reflejando en su profundidad unas gradas repletas y bólidos que pasan aullando a toda velocidad. Su visera blanca conforma un conjunto que casi conjuga los elementos de la noche. Una figura no demasiado corpulenta ni alta, se aproxima al casco y lo toma entre sus manos, colocándolo con decisión en su cabeza. Se gira mirando su coche verde y amarillo, que ronronea en espera de su piloto. Sonríe. No, no piensa en las verdes praderas de su natal Kilmany, ni de Chirnside o Duns, aunque también estén en su mente, en su forma de ser humilde con los pies siempre en el suelo. Sonríe porque va a hacer lo que más ama en este mundo: pilotar un automóvil y extraerle todo el potencial. Es Clark. James Clark.

 

LA SALIDA

Único hijo varón en su familia, el oficio de pastor parecía predestinado para Clark. No en vano, a los 16 años su padre "pensó que podría aprender más en la granja que de los libros de la escuela, así que volví y empecé a trabajar como pastor inmediatamente. Mi padre me dio un perro y un bastón y dijo: "¡Bien!. ¡Manos a la obra!". Pero durante los años en Loretto [su escuela] hasta 1952, se plantaron las semillas de mi entusiasmo por las carreras. Estando allí empecé a comprar revistas de motor, y me leí varias veces los tres libros sobre carreras de coches que había en la biblioteca de la escuela".

 

 

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