Recordamos al subcampeón de 1971 y 1978

Ronnie Peterson: el hombre más rápido del mundo

Carlos Gayubo
19/12/2013 14:26

Hace unos 20 años, un buen amigo y una de las personas que mejor conoce el automovilismo deportivo en este país, me mostraba un reportaje que le había recopilado a otro amigo en común, desde la infancia fan absoluto e incondicional de Lotus y de Ronnie Peterson, cuyo titular ya decía mucho: "El hombre más rápido del mundo".

La portada mostraba la foto de un Lotus con el piloto de casco azul y franja amarilla haciendo un contravolante de espléndida plasticidad, de esos que nos gustan a todos los que amamos este deporte, olvidándonos de las milésimas que le ha hecho perder en esa curva y recordándonos la habilidad extraordinaria para controlar esa situación: se trataba de un sueco nacido en Örebro, uno de los pilotos que mejor encarnó el pilotaje puro de los años 70, y probablemente, de casi toda la historia moderna de la Formula 1.

Cuando uno piensa en la Formula 1 en su más pura esencia se me vienen a la memoria imágenes como por ejemplo: Peterson y un Lotus 72, o  Senna y un Mclaren Honda, o Villeneuve y un Ferrari 312, o Fangio y un Mercedes W196, o Clark y un Lotus 33. Sin embargo, hace 40 años, a mediados de los 70, donde la forma de pilotar estaba basada en derrapes y con la trasera en el rabillo del ojo, nuestro querido sueco añadía un plus insólito: aceleraba antes que nadie con un suave sobreviraje y antes del vértice de la curva. En una época de grandes neumáticos traseros y suspensiones blandas, Ronnie Peterson era invencible en la velocidad que conseguía con el contravolante colocando el monoplaza en una posición siempre perfecta para encarar la recta siguiente.

 

Una brillante trayectoria

Junto a su espectacular velocidad, sus resultados: 206 puntos (con sistema antiguo), 10 victorias, 14 poles y 9 vueltas rápidas fueron lo suficientemente importantes como para situarlo entre los mejores pilotos de su década, además de ser uno de los más recordados por su velocidad pura y natural.

Su lucha por el Campeonato de Pilotos fue en temporadas complejas y con compañeros de equipo de la talla de Fittipaldi y Andretti, que también eran aspirantes al título y ambas en Lotus, en el año 73 y en el año 78, respectivamente.

Su triunfo en el GP de Mónaco de F3 en el año 69 le valió el billete directo para comenzar su carrera en la máxima categoría, en un extraño 1970 de la mano de un equipo privado March, y dos propietarios, según qué Grandes Premios: Antique y Colin Crabbe. Con falta de equipamiento y un chasis complicado, el piloto sueco tuvo una destacada temporada de debut que le valió el pasaporte al equipo oficial March en 1971, donde, sin ganar ninguna carrera alcanzó el Subcampeonato del Mundo y casi gana su primer GP en Monza, a 10 milésimas de la famosa, apretada e inolvidable victoria de Peter Gethin.

Su siguiente temporada en 1972 a bordo de un mal diseñado y complejo March 721, que tuvo hasta tres variantes, no ayuda a un ilusionado Ronnie, alcanzando apenas 12 puntos.

Ronnie Peterson con el Lotus 79 en el GP de Monza de 1978


Lotus, siempre Special

La temporada de 1973 es su primer gran año, fichando por Lotus, donde un reinante Campeón del Mundo Emerson Fittipaldi no se lo pone nada fácil, a pesar de ello, alcanza 9 poles y 4 victorias, enamorando al mundo con su estilo, velocidad y magia.

Al comienzo de temporada Emmo ganó tres de las primeras cuatro carreras, luego Stewart se acerca, por entonces Peterson, con una racha de mala suerte, no logra la victoria en Montjuich, a pesar de ser dos segundos más rápido que su compañero en clasificación y encima pierde la carrera en casa Anderstorp en la penúltima vuelta, sin embargo, la suerte comienza a cambiar con la primera victoria de su palmarés en el GP de Francia, en el circuito de Paul Ricard, segundo en Silverstone y victoria en Austria. El mundial está en la mano de un Colin Champman, que en Italia no es capaz de aclarar las órdenes de equipo y el gran beneficiado a largo plazo es Jackie Stewart; la carrera en Monza la gana un brillante Peterson; a pesar del fastidio, Fittipaldi nunca le echaría en cara aquella situación, para el brasileño, Ronnie era un tipo especial, con una gran personalidad y uno de los competidores más duros contra los que corrió a lo largo de sus 11 años en la Formula 1.

Al año siguiente, 1974, y con su antiguo compañero Emmo en Mclaren, Peterson recibe a un Jacky Ickx que no le hace sombra, alcanzando en un viejo Lotus 72 tres victorias y luchando de tú a tú con Lauda, Regazzoni y Scheckter en muchas ocasiones. La victoria de Dijon-Prenois queda grabada en las retinas de todos los que allí estuvieron, sus maniobras al volante suponen un suspiro en cada trazada.

Peterson celebra la victoria con Regazzoni y Lauda en el podio (GP de Francia 1974)

 

Momentos difíciles

La temporada de 1975, con Ferrari y Mclaren netamente superiores, deja los retazos de un habilidoso piloto a los mandos de un ya subsidiario Lotus 72 en Austria y Mónaco. Los intentos vanos por desarrollar el Lotus 76 por parte de los hombres de Colin Champman acaban por mermar la paciencia del sueco. Tras disputarse el Gran Premio de Brasil de 1976, primero de la temporada, a los mandos del Lotus 77, donde clasificaron en la antepenúltima fila de parrilla, Peterson abandona la escudería de sus últimos años para volver a March, donde tras esfuerzos titánicos a bordo del 761 logró la victoria en su circuito fetiche: Monza.

El atractivo Tyrrel P34 le lleva a cambiar de nuevo de aires en la temporada de 1977, donde un brillante Patrick Depailler lo oscurece salvo en su siempre brillante Mónaco, que en clasificación, resulta ser su única alegría aquella temporada.

Ronnie Peterson en el March 761 remontó desde la octava posición
hasta conseguir la victoria en el GP de Italia 1976

 

De nuevo a Lotus

Colin Champan nunca olvidó su talento y decidió reavivar a un desmoralizado Ronnie fichándolo como segundo piloto para la temporada de 1978, donde a los mandos de uno de los monoplazas más bonitos y a la vez dominadores de la historia de este deporte, resurge de una manera tan brillante que vuelve a sonreír, a ser feliz y por supuesto, a ser el hombre más rápido del mundo.

Su compañero a los mandos del Lotus 78 y 79, Mario Andretti, comentaba una vez sobre el doble esfuerzo que debía hacer el sueco para alcanzar el mismo nivel de prestaciones; ellos compartían información y empezaban con la misma base al llegar al circuito, sin embargo, cuando se trataba de afinar la preparación al máximo, a Ronnie no se le daba bien, pero a base de manos y habilidad conseguía ir al mismo ritmo.

Aquel año supuso tres poles y dos victorias hasta que llegó aquel terrible accidente en el GP de Italia en Monza, el circuito que le dio más victorias, que le vio luchar con Gethin hasta el final, se lo llevó para siempre después de aquel feroz choque al final de la recta de salida, por su fuerza natural sobrevivió a la feroz angustia de amasijos del Lotus 78 de donde un bravo James Hunt lo sacó, sin embargo, sus fracturadas piernas necesitaron de una operación posterior que le provocaron una embolia y finalmente su muerte en Milán, en la madrugada del 11 de septiembre. En una época donde la muerte asomaba en muchas esquinas de los circuitos la pérdida de Peterson supuso un shock difícil de olvidar y a la vez provocó una vuelta de tuerca en la seguridad de la categoría.

Accidente de Peterson en el GP de Italia 1978

Siempre nos quedará en el recuerdo esa foto de Ronnie Peterson cruzado en cualquier curva de cualquier circuito; su siempre amigo y compañero, Emerson Fittipaldi , lo resumió una vez: "Para los espectadores era muy especial por su estilo de pilotar, siempre agresivo y espectacular. A menudo vi a Ronnie colocarse con su coche en posiciones que sólo Ronnie podía recuperar. Y lo hacía”.