Almacén F1

Masten Gregory: el 'Rayo de Kansas'

José Miguel Vinuesa
08/11/2017 17:07

El salto a la atención internacional fue algo extraño. Un joven de 25 años, nacido en Kansas un 29 de febrero de 1932, estaba a los mandos de un Ferrari 290 MM de la Scuderia Temple Buell, durante los 1.000 kilómetros de Buenos Aires de 1957. Junto a él, los pilotos oficiales del equipo italiano, Eugenio Castelloti y Luigi Musso. Y el resultado, una victoria que atrajo las miradas hacia ese tipo no muy alto, de voz grave pese a su estatura, terriblemente educado y con un fino sentido del humor, y fumador empedernido. Su nombre era Masten Gregory.

Era el más joven de los tres hermanos de la familia, y tuvo que afrontar la muerte de su padre a los tres años. En realidad, eso fue el desencadenante de que se dedicara al automovilismo: a los 18 años, recibió la jugosa herencia de su progenitor por vía de su madre, y con ella se compró un coche para correr poco después. Era 1952, y el año anterior ya había contraído matrimonio con 19 años. Era como si todo fuese rápido en la vida de Masten.

Y esa era la clave en su desempeño tras un volante: velocidad innata. A los mandos de su Jaguar C-Type, lograba grandes resultados, que le valieron ser considerado el mejor piloto de la marca en Estados Unidos, y la invitación para los 1.000 kilómetros de Buenos Aires de 1954. Ese mismo año, con sólo 22 años, ya realizó algunas carreras en Europa, donde lo veían como un niño. Pero ese hombre con aspecto aniñado empezaba a despuntar, e incluso estaba inscrito en Las 24 Horas de Le Mans de 1955 con un Ferrari 750M inscrito por Mike Sparken para pilotarlo junto a Masten, pero se retiró en la tercera hora con una rotura de pistón. Masten ni siquiera lo condujo en carrera. Pilotaría en las ediciones sucesivas, pero habría que esperar ‘sólo’ diez años.

Así que aquél 20 de enero de 1957, con la victoria en la carrera de resistencia, Masten lograba su primer éxito internacional, y con ello consiguió ser piloto reserva de la Scuderia Ferrari en el XI Gran Premio Ciudad de Buenos Aires, una carrera de F1 no puntuable que se disputaría a dos mangas el 27 de enero, una semana después. El G.P. de Argentina había sido el 13 de enero, y los ases del automovilismo seguían en el benigno clima sudamericano, con las jugosas primas por las carreras que se disputaban allí. A Masten Gregory le asignaron con Peter Collins el Lancia-Ferrari D50, chasis 0009, con el que en la primera manga, tras tomar el volante, pudo llegar séptimo. En la segunda manga, a solas con el Ferrari, tuvo que abandonar, precisamente mientras Collins vencía la manga. En el agregado, la victoria fue para Juan Manuel Fangio, y Masten ni siquiera aparecía clasificado.

Sin embargo, su buen desempeño en ambas carreras le sirvió para que Enzo Ferrari le hiciese una oferta: ser el cuarto piloto de la Scuderia en los Grandes Premios. En realidad, era una buena propuesta, la misma que aceptó en 1958 Phil Hill y que le acabó llevando en 1961 al título mundial. Pero Masten Gregory dijo que no, en el que, visto con retrospectiva, fue seguramente el mayor error de su carrera. Pero es que no estaba dispuesto a correr poco, quizás dos carreras, quizás alguna sustitución en alguna carrera. Necesitaba un programa más ambicioso, tanto como su juventud le permitía. Pero tenía motivos para ser valiente.