Un coche campeón, un llanero solitario y una esperada resurrección

Los pulgares de LaF1.es: Rusia

Víctor Serrano
13/10/2014 16:44

La Fórmula 1 ha visitado por primera vez Rusia. Situado al suroeste del mastodóntico país europeo, el circuito de Sochi está situado en un entorno inmejorable. Rodeando las lujosas instalaciones de los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebraron este año y bañado con las aguas del Mar Negro, nos deja una imagen digna de una postal. Pero no todo es deleitarse con la vista. Lo importante cuando se trata de carreras es el espectáculo y, sin duda, la cita rusa estuvo por debajo de la media de esta temporada. La fórmula Tilke ya se está desgastando. A pesar de que suelen gustar a los pilotos, sus circuitos tienden a ser monótonos y a dejar pruebas faltas de emoción. Y así fue en el circuito semiurbano. Escasa acción en la pista y en las estrategias. Con lo poco que sucedió, nuestros pulgares han tenido que esforzarse más de la cuenta, este es su veredicto:

 

Mercedes. Campeones del Mundo de Constructores a falta de tres carreras, aunque en realidad es como si fueran cuatro por la doble puntuación de Abu Dabi. Con eso está todo dicho. En Sochi, un monoplaza con colores de vermut estuvo cerca de ellos por momentos, pero su dominio siguió siendo inquebrantable. Tanto es así, que lo que hubiera sido una condena para cualquier otro (parar en la segunda vuelta), como le pasó a Massa, para ellos fue un paseo militar. Rosberg fue capaz de dar 52 giros con las mismas gomas y acabar haciendo vueltas rápidas para completar el noveno doblete de la temporada. Y mientras él ascendía del inframundo al Olimpo, Hamilton puso pies en polvorosa como y cuando quiso. No han tenido rival y, desafortunadamente para los demás, todo apunta a que tampoco lo tendrán en 2015.

Bottas. El finlandés se marchó de Rusia con el sabor del champán y la satisfacción de ser el único que pudo hacer algo, cosquillas como mucho, a la escudería de la estrella. A punto estuvo de darles un disgusto el sábado cuando rozó con las yemas de los dedos la Pole. Los nervios y las gomas le traicionaron al ver tanto morado en sus tiempos y lo echó todo a perder cuando tenía la gesta a una curva. Tuvo la valentía de mirar a los ojos a los abusones de clase y estaba dispuesto a hacerlo también cuando se otorgaban los puntos. Por momentos seguro que lo vio posible, cuando Hamilton no se le marchaba del todo y Rosberg parecía estar claudicando en la parte de atrás del pelotón. Pero se llevó dos reveses que le dejaron en el único sitio en el que podía estar: detrás de ellos. Su esfuerzo y talento le valió su quinto podio.

McLaren. Si a algún equipo le gustó especialmente la visita a Sochi fue al de Woking. Desde la cita inaugural en Australia no se llevaban un saco tan abultado de puntos: 22 entre el cuarto puesto de Button y el quinto de Magnussen. Cuando llegaron el viernes al trazado ruso ya sorprendieron con su ritmo. El sábado por la mañana se fueron hacia atrás con un set-up equivocado, pero en calificación volvieron al sitio privilegiado al que apuntaron y el domingo nadie pudo moverles de ahí. Tener el tercer coche más fuerte del gran premio tras Mercedes y Williams les valió para subir una posición en el Mundial superando a Force India, colocarse quintos y tener a Ferrari en el punto de mira. Si quieren llamar la atención de un caballo ganador para el próximo año, esta es la mejor forma de hacerlo…

Ferrari. El pobre rendimiento del F14-T al que están acostumbrados les hacía ver muy de lejos la posibilidad de salir con una sonrisa de Rusia, y para una oportunidad que se les presenta de conseguirlo la echaron a perder de la forma más torpe. Después de ganar tres posiciones con una salida 'Made in Alonso' y colocarse cuarto y con opciones de podio en ese momento, solo Button le separaba de él, llegó el desastre. Fernando entra en boxes y ve impotente como pierde cuatro segundos que le destrozan la carrera mientras un mecánico le tira del gato antes de tiempo y otro intenta colocar la rueda que falta. Solo había que hacerlo perfecto en una única parada, solo no se podía fallar una vez, pues el resultado fue el 100% de incompetencia. Bastantes trabas le pone ya su coche como para 'ayudarle' con unas cuantas más.

Vettel y Massa. Compartieron desgracia en calificación y papel secundario en carrera. Seb, pensando ya en rojo, no supo controlar a un RB10 nervioso al que nunca le ha cogido el punto y se quedó fuera de la Q3. El domingo paró en la vuelta 31, el segundo que más tardó tras Gutiérrez (en la 40), intentando retrasar lo inevitable, pero cuando se reincorporó estaba detrás de Ricciardo y alejado de toda batalla. Al menos el alemán cogió cuatro puntos diría Felipe, porque él se fue con un rosco mientras su compañero subió al podio. Pero al contrario que Vettel, su mal GP no se puede achacar a su rendimiento, sino a un cúmulo de adversidades. Primero, un fallo en la bomba de gasolina le hizo partir desde el final de la parrilla, y, segundo, parar justo detrás de Rosberg pero sin su mismo coche le hizo parar una segunda vez.

Kvyat. Kvyat. El piloto de Toro Rosso, y próximo de Red Bull, cogió la bandera de Rusia ante sus compatriotas y la agitó más alto que nunca desde la quinta posición de la parrilla. Daniil asombró a todos el sábado con una calificación a la altura del primer coche de la bebida energética, de hecho superó a los dos RB10, lo que le hizo afrontar la carrera con más ambición de su vida, y quizás eso fue lo que le lastró. Desde que se apagó el semáforo no dejó de perder posiciones. Vergne, Magnussen, Räikkönen, Pérez, Massa, Hülkenberg… Todos le ganaron su duelo y, por si fuera poco, se vio obligado a parar después de dejar sus neumáticos planos en un bloqueo cuando se intentaba defender del alemán de Force India. Tuvo que asumir una losa demasiado pesada para su corta experiencia en F1. Ya tendrá más oportunidades.