Triplete de Ricciardo bajo la dictadura de Mercedes

Los pulgares de LaF1.es: Bélgica

Víctor Serrano
25/08/2014 19:29

Antes de que comenzara la acción, algunas gotas amenazaron con dar una dosis extra de emoción a la carrera. No fueron a más, pero tampoco hizo falta. De por sí, con todo lo que ocurrió en la pista desde el primer momento, la clasificación dio un vuelco que aquél al que pillara desprevenido tendría que frotarse los ojos para creerlo. Motores que no se encendían, guerras descontroladas, defensas más allá del límite, estrenos frustrados, martirios superados… La cita en Spa tuvo de todo, menos presencia del Safety Car, algo rara vez visto en el tercer lugar con mayor porcentaje de salidas del coche de seguridad, y nos dejó un gran premio belga que cumplió las expectativas hasta de los más exigentes. Con tanto va y viene nuestros pulgares ardieron para decidirse, pero finalmente encontraron el camino. Esta es su elección:

Ricciardo. No podía ser de otra forma. Aquél que ha logrado levantar el trofeo de ganador en tres ocasiones en la dictadura de Mercedes merece ser destacado con todos los honores. Ya ser capaz de descorchar el champán en lo más alto del podio una sola vez este año es un mérito enorme, así que hacerlo por tercera vez (segunda consecutiva) le consolida como la auténtica revelación de la parrilla y la alternativa a los hombres de la estrella. Siempre que los de Brackley flojean, ahí está el chico de la sonrisa de oro para sacar provecho. Ayer, después de pasar con la gorra a Alonso, de superar a Vettel aprovechando un error y de tomar ventaja gracias a su estrategia, se colocó líder y empezó a tirar con un ritmo diabólico hasta plantarse con 22 segundos de ventaja que le valieron para ganar. Que tengan cuidado en Mercedes…


Bottas. El agua que cayó el sábado derritió su Williams como si fuera un azucarillo, pero en el momento en el que asomó el sol y se escondieron las nubes, la bestia de Mercedes que lleva en su interior volvió a hacer acto de presencia. Desde que la acción comenzó el viernes en el majestuoso circuito belga, los equipos ya estaban avisados del rendimiento que mostrarían los de Grove en carrera si la lluvia no lo remediaba, y Valtteri se encargó de cumplir la profecía llevando su FW36 a la ceremonia del podio, una cita a la que ha acudido ya en cuatro ocasiones. Para ello tuvo que protagonizar un descompensado duelo con Räikkönen haciendo las delicias de la afición finlandesa. Fue la cara de Williams, la cruz, de nuevo Massa, que dañó su coche con los restos de Hamilton. Siempre sonríe el mismo chico Martini…


Räikkönen. Fue el otro gran triunfador en Spa. Kimi resurgió en su circuito predilecto, en el que ha ganado en cuatro ocasiones (2004, 2005, 2007 y 2009). Se le vio con un ritmo competitivo y llegó a rodar en la segunda posición. Finalmente su compatriota le apartó del podio, pero consiguió acabar con su particular calvario en Ferrari: al fin, acabó por delante de Alonso. Quitó su cero en el marcador de los Maranello en un día en el que estaba obligado a hacerlo por todas las penurias que pasó el asturiano. Se clasificó un segundo y cuatro puestos por detrás de Fernando y acabó cuatro por delante con medio minuto de diferencia. Significativo. Habrá que ver en las próximas carreras si el letargo de Iceman ha acabado definitivamente o si lo visto en Bélgica solo ha sido un espejismo.

 

Mercedes. Se ha lanzado el primer cañonazo en la batalla por el campeonato y todos en la escudería de la estrella han salido perdiendo. El que menos, lógicamente, el infractor Rosberg, que perdió los siete puntos de la victoria pero que ganó los 18 que le sacó a Hamilton tras pincharle un neumático. Con su dudosa y precipitada maniobra, se ha abierto una veda en Mercedes que será muy difícil de gestionar. Tras la carrera todo fueron contradicciones que siguen sin aclarar las intenciones de Nico, pero Hamilton se servirá la venganza en un plato muy caliente y Wolff y Lauda intentarán mediar para que la guerra no les estalle en sus narices. Solo una pugna feroz y descontrolada entre sus pilotos apartarían de un más que seguro título a los de Brackley. De momento le han leído la cartilla a Rosberg, pero ¿servirá de algo?


Alonso. El bicampeón español está acostumbrado a nadar contracorriente, pero por mucha experiencia que atesore en tales gestas hay veces que es imposible superar un río desbordado. Incluso antes de que le diera tiempo a ajustarse la visera ya empezaron los problemas. El fallo de un mecánico hizo que se descargara la batería externa que sirve para arrancar el coche y le cayeron cinco segundos de penalización en su primera parada. Después tuvo que enfrentarse a Magnussen, que se hizo más grande de lo que podía en su intento de dejarle por detrás, y a un Ferrari al que se le multiplicaban los problemas. Así, después de pegarse sin guantes, se vio abocado a una octava posición que se convirtió en séptimo por la sanción al danés. Y eso que Kimi se quedó a las puertas del podio... Su maldición en Spa se hace fuerte.


Magnussen. Fue la auténtica pesadilla de Alonso. Sus caminos se encontraron cuando el asturiano rebasó a Pérez tras pasar por boxes por primera vez y ya no se volverían a separar para desgracia de ambos. Al F14-T de Fernando le era imposible adelantar al potente McLaren de Kevin en Les Combes, por lo que el español tenía que inventarse trazadas en la parte lenta del segundo sector para intentar rebasarle. Al principio, el joven danés se defendió de forma magistral de los incesantes ataques de Alonso. Pero en un segundo asalto aún más intenso, Magnussen rebasó el límite para no perder su posición. Hasta en tres ocasiones no concedió el espacio que se había ganado el asturiano y en una de ellas hasta le echó peligrosamente a la hierba. Perdió seis puestos por sus excesos. Sanción justa.