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¿Llegan vientos de guerra a la F1?

Santi Torres
24/12/2015 15:51

Carreras de coches, ese mundo de lujo, glamour y celebridades. Veinte tipos se juegan la vida a más de 200 km/h cada dos semanas. ¿Pinta bien, no? Pues, detrás de este parapeto, está el verdadero tablero de juego. No se habla de estrategias, de neumáticos superblandos o duros. No se habla de adelantamientos. Se habla, entre líneas, del poder en el idioma más universal de la humanidad moderna: el dinero.

Los cambios normativos, con inestabilidad moderada en el centro, son los que provocan tal algarabío de declaraciones e intenciones. Que si introducimos un motor híbrido que interese a las marcas, que si ahora proponemos un modelo paralelo de unidad de propulsión para poder igualar la categoría… No, los objetivos no son estos. Analizemos la situación. 

Tras los cuatro años de dominio Red Bull, Bernie Ecclestone y la FIA abogaron por la inmersión de la tecnología híbrida. El KERS había quedado totalmente desfasado en materia de dos años, todos lo controlaban al 100%. Muy fácil para los ingenieros. Los equipos privados seguían teniendo el poder, mientras que las marcas como Mercedes o Ferrari sufrían por ganar alguna carrera. El motor híbrido provocó que las unidades de potencia fuesen muchísimo más importantes, con lo que las marcas recuperaron poder. ¿Se buscan resultados? Alíate con las marcas. O lo que es lo mismo: desde las altas esferas querían quitarle poder a Red Bull. No generaba suficientes beneficios, los datos salían en negativo y la crisis económica apretaba. Y la popularidad de la F1, descendía lentamente.

Entonces Mercedes apareció. Y Ferrari. Las dos marcas más significativas de la categoría actualmente se ven beneficiadas. Reciben millones a expensas de los equipos privados y encima pueden asignar tanto pilotos de sus 'programas de jóvenes', así como entregar motores en no tan buena preparación como los que montan sus coches principales. Un 'win-win' que se dice en estos tiempos modernos. A ello se le suma el Grupo de Estrategia y la posibilidad de vetar normativas. En otras palabras, la oportunidad de crear un reglamento a gusto de los fabricantes.

¿Y la FIA, qué tiene que decir en esto como organismo regulador? Pues desde que Max Mosley entregara la F1 en bandeja de plata a Ecclestone, la Federación Internacional ha querido generar cierto miedo y a su vez recuperar la categoría. Sí, lo que diré ahora lleva años repitiéndose: al Sr. Ecclestone le queda poco. Parece que no, pero el nerviosismo con las nuevas normativas, la falta de audiencia y la aparición de las televisiones de pago es parte de la 'decadencia' de CVC/FOM. Los juicios o la petición por parte de los equipos pequeños de más dinero, las armas. La Federación se postula como aliada de la FOM. Que si apoyan nuevas normativas, que si focalizan el camino a la F1… Y de aquí a poco, Jean Todt se enfrentará a las elecciones.

Muchos habréis pensado… ¿y el WEC? Una herramienta más de Todt para escalar y situarse a la altura de la FOM. El miedo que mencionaba anteriormente. Una competición paralela a la F1 que sea bonita -o se vista de seda para gustar más- y que llame la atención de las marcas por su libertad tecnológica. Sí, Nissan cayó hace unos días, pero tanto Audi/Porsche (Grupo VAG) como Toyota se han esforzado al máximo, dando la sensación de felicidad y trabajo bien remunerado. Ganar Le Mans es una gesta, pero la F1 está un paso por delante. Bernie lo sabe y por eso espera. 

Espera a que su mandato se acabe. Es un hombre hábil e inteligente. No ha creado el imperio que es la F1 actualmente de la nada, pero tampoco con ayuda de nadie. Un hombre de negocios chapado a la antigua que acaricia a su gato sentado en su butaca con orejeras, a la espera que el resto mueva ficha. Y entonces, la guerra política estallará. ¿Qué bando ganará? Yo lo tengo claro: el dinero siempre manda.