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La interminable pesadilla eléctrica de McLaren-Honda

Ignacio López Albero
03/11/2015 18:03

Se extinguen los calificativos perniciosos contra la indomable unidad de potencia que intenta latir dentro del MP4-30. Un motor que ha pasado de ocasionar carcajadas a despertar el instinto de misericordia. Tanto es así que Red Bull se plantea montar los V6 Turbo nipones para 2016, ante el reducido catálogo de posibilidades motoras que les presenta el panorama actual. Pero eso es otra historia. 

Halloween se ha establecido en el box de McLaren-Honda donde la oscuridad ha ido progresivamente destrozando a la luz hasta en los colores de su monoplaza. Conciliar el sueño cada domingo de Gran Premio ha de suponer un exhausto ejercicio a base de somníferos y tilas para los trabajadores de Woking y Sakura. En la tierra del sol naciente sólo hay lluvia para Honda. Goterones que no dejan de precipitarse con fuerza, destiñendo un futuro plagado de sueños y esperanzas allá en 2014.

Por entonces nadie advertía la posibilidad de aquello que no fuera competir con la zona noble de la parrilla en 2015. Mucho menos pensar que la Q3 no se hubiera logrado a falta de dos carreras para el final de este infame año. Arai hablaba de victorias. La infausta pretemporada, acompañado de un vergonzoso inicio de temporada, hizo rebajar sus expectativas a pisar el podio. Perspectivas que han sido aniquiladas como las del coyote de atrapar al correcaminos. Esguinces cerebrales múltiples para convertirse en el pastor que no se cansa de avisar de la llegada de un lobo que, por desgracia, nunca aparece. 

El motor Honda con nombre de cita bíblica, RA615H, podría poseer algún invento de ACME en su parte eléctrica que esté privando a Button y Alonso de sonreír. Un V6 Turbo con trastornos de personalidad que lucha por no vivir en un azar desventurado. Esta especie de motor Harvey Dent se compone de un ICE que busca la supervivencia a base de puntos… y un ERS que se encarga de cortar la cuerda cuando está cerca de alcanzarlos. 

17 carreras, 22 motores… 27 puntos. La situación roza la no felicitación de cumpleaños de un padre a su hijo. Desconocido es si Murphy se esconde en algún recodo del ‘hospitality’ o viaja entre los camiones del equipo. Todo lo que hubiese podido salir mal, ha salido mal elevado al cubo. Siempre hay un sótano más en las catacumbas de los británico-japoneses. 

El cielo queda cada vez más lejano y alto en un 2015 sin esperanza. Concretamente a 2,5 segundos que se esconden entre el cerebro de Peter Prodromou y la habilidad de los japoneses de encauzar el amor entre MGU-H y MGU-K. Difícil es pensar que, como dicen Alonso y Boullier, es posible reconducir la situación para pelear en 2016 por algo más que puntos. Ferrari ha logrado algo lejanamente parecido, ya que los problemas en Maranello no eran tan alarmantes. Seguir creyendo en posibles milagros se antoja altamente complejo. Pero ya saben, creer y soñar es gratis. Tal vez, como canta Rihanna, McLaren y Honda encuentren el amor en este lugar donde, ahora, no hay esperanzas. 

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