GP de Canadá - Carrera

Ricciardo se lleva la alegría de su vida en el descalabro de Mercedes

Víctor Serrano
08/06/2014 21:51

Quien pensara que después de la vibrante carrera que vivimos bajo el manto de las estrellas en el GP de Baréin tardaría en volver a divertirse como aquel día estaba equivocado. El Gilles Villeneuve es un circuito que invita a las emociones y hoy hemos tenido tantas que es todo un reto condesarlas en esta crónica. Desde la primera hasta la última vuelta hay detalles que contar y que destacar, pero…

Pero el más importante de todos es que al fin, cuando parecía que nunca iba a ocurrir, los Mercedes no han descorchado el champán en lo más alto del podio. Las tremendas exigencias del trazado envuelto por la magia y el agua de la isla de Notre Dame han acabado con su monopolio. Los frenos aquí sufren lo indecible y las flechas de plata no han escapado al virus que ha afectado prácticamente a toda la parrilla.

El que sí lo ha hecho, y ha podido lucir su sonrisa más que nunca es Daniel Ricciardo. Si el australiano estaba deslumbrando en este comienzo de temporada, ahora hay que ponerse gafas de sol para verle porque hoy ha brillado más que nunca. Podrá decir el resto de su vida que aquella temporada, en la que no había opción de hacerlo, pudo derrocar al gigante y mirar desde lo más alto por primera vez en su carrera.

En un final agónico en el que Rosberg tuvo que bajar el ritmo para no claudicar por quedarse sin frenos como le pasó a Hamilton, todo estaba en un pañuelo con hasta ocho pilotos concentrados en un estrecho margen de siete segundos. Y el que más beneficio saco fue el joven de Red Bull que ha enamorado a todos. Sergio Pérez rodaba detrás del líder, pero sin opción de atacarle porque no le funcionaba el DRS, estaba taponando a los Red Bull y a Massa.

Después de estar condenado durante vueltas a su alerón trasero, Ricciardo al fin consiguió quitársele de encima a falta de cuatro giros. Rápidamente, se acercó a la estela de Rosberg y le pasó sin complicaciones en la recta tras la horquilla. Vía libre hasta la línea de meta, que cruzó después de que lo hiciera el Safety Car. Y es que, si hay algo que empaño las lágrimas de emoción de Daniel fue el tremendo accidente que se vivió en la última vuelta.

Los protagonistas de la película que nos dejó agarrados a nuestros asientos consternados por la brutalidad del choque fueron Sergio Pérez y Felipe Massa. Recta de meta, el brasileño iba detrás del mexicano con el DRS abierto y dispuesto a pasarle, pero un error compartido entre ambos, el de Force India por cambiar un poco la trayectoria y el de Williams por echarse encima con demasiada agresividad, terminó con ambos estrellándose aparatosamente contra el muro.

Para su suerte solo tuvieron que lamentar los puntos perdidos porque salieron ilesos y porque no se llevaron consigo a Vettel. El alemán fue el actor secundario de una película en la que no estaba en el cártel y acabó rezando porque Felipe no se lo llevara por delante. Estuvo a escasos centímetros de hacerlo, pero la suerte que le ha fallado tanto este año no quiso cebarse hoy con él y pudo acabar feliz en el podio. Un regalo para lo que le podía haber pasado.

Las sorpresas no acabaron ahí porque detrás de esta cerrada lucha llegaba otra con Hülkenberg y Alonso. El alemán, como su compañero, fue a una estrategia de una parada y rodaba más lento que el asturiano. En la penúltima vuelta, que terminó siendo la última, Fernando consiguió pasarle en la horquilla, pero con unas dificultades que aprovecharon Button y su sabida inteligencia para adelantar a ambos. En la recta, Nico le devolvió la jugada a Fernando con su esplendorosa velocidad punta.

Sexto final para el de Ferrari y gracias tiene que dar, porque de no haber sucedido el accidente entre los de arriba habría acabado octavo. Ese y no otro es el lugar que le pertenece al equipo de las eternas promesas, ese que martiriza al mejor piloto y que está comenzando a saberlo su compañero finlandés. Y es que Räikkönen solo pudo ser décimo. El legendario caballo hace tiempo que no tiene bien puestas las herraduras.

Entre ambos monoplazas rojos, tres hombres: Bottas, al que su Williams le terminó echando hacia atrás por problemas en los frenos; Vergne, que quiere reivindicarse en una escudería que ya le tiene preparadas las maletas en la puerta; y Magnussen, sumando experiencia y puntos con el McLaren. En las diez primeras posiciones acabaron los puntos y casi los pilotos, porque detrás de ellos solo Sutil pudo cruzar el semáforo. El resto, abandonos.

Los ya mencionados de Hamilton, que ve resignado como se le escapa Rosberg en el Mundial, y de los accidentados Pérez (magnífico aguantando 34 vueltas con los superblandos) y Massa. Y después, vayan sumando: Bianchi y Chilton tras chocarse en la primera vuelta, y Ericsson, Kobashi, Maldonado, Grosjean, Kvyat y Gutiérrez por acusar problemas con la mecánica que tanto castiga este precioso y peligroso circuito. Después de lo de hoy, tardaremos en respirar tranquilos…