HISTORIA

El espíritu olímpico de Seat revive 25 años después

Fernando Sancho
25/07/2017 14:52

El 25 de julio de 1992, hoy hace justo 25 años, arrancaba uno de los eventos más importantes de la historia de España. Los Juegos Olímpicos de Barcelona'92 abrían sus puertas, llegando a transformar incluso a la sociedad española. Seat, como gran marca nacional de automóviles, tuvo un papel muy importante en los Juegos Olímpicos, hasta tal punto que el Seat Ibiza fue elegido como coche oficial de los Juegos.

Ni la sociedad, ni el tejido industrial ni la propia Seat de 1992 eran tal y como las conocemos hoy en día, por lo que el esfuerzo de la firma de Martorell para estar a la altura de un evento como los Juegos Olímpicos fue titánico. La marca cedió una flota de 2.000 coches para el traslado de la familia olímpica. 12.000 atletas, periodistas, organizadores y personalidades de distintos campos se subieron a un Seat Ibiza o a un Seat Toledo a lo largo de los Juegos de Barcelona'92.

30.000 voluntarios formados por Seat se volcaron en que todo saliera a la perfección. De estos, 400 tenían la tarea exclusiva de conducir los 2.000 Seat Ibiza y Toledo por la Villa Olímpica. Un no parar de traslados de deportistas, delegados y periodistas entre las distintas instalaciones deportivas durante los Juegos. Con todo, la relación de Seat con los Juegos de Barcelona'92 se entiende a través de tres modelos, el Seat Ibiza Olímpico, el Seat Toledo Pódium y el Seat Toledo eléctrico.

El Seat Ibiza Olímpico fue una edición especial del Seat Ibiza en tono blanco. El único cambio respecto las versiones normales del Ibiza estaba en su carrocería, donde lucía con orgullo el logo de Barcelona'92 y los anillos olímpicos. Fue el modelo por definición que permitió el intenso modo de vida de la Villa Olímpica, algo que no deja de ser curioso ya que no dejaba de ser un modelo de tres puertas, algo que siempre puede parecer algo incómodo.

Al margen de los Seat Ibiza, la marca de Martorell pensó realizar una edición especial del Seat Toledo para rendir homenaje a los deportistas españoles que consiguieran medalla en los Juegos Olímpicos de Barcelona'92. Esta edición Toledo Pódium lucía una carrocería azul marino y tenía como detalle exclusivo un teléfono portátil en el reposabrazos, algo que por entonces sólo estaba al alcance de las marcas premium. El éxito sin precedentes de la delegación española obligó a fabricar 24 unidades de este modelo.

Por último, el Seat Toledo eléctrico rompió moldes. La organización de los Juegos Olímpicos pidió a Seat un coche específico para acompañar a los atletas durante el recorrido de la antorcha olímpica y en la prueba Maratón. Sin complejos, Seat se adelantó varios años a las tecnologías eléctricas que llegaron en el nuevo siglo y diseño un Seat Toledo eléctrico con un cargador oculto tras la rejilla frontal y un juego de baterías de 500 kilos de peso que sólo ofrecían 65 kilómetros de autonomía. Aun así, cumplió con su cometido.

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