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España apoya prohibir el coche de combustión en Europa desde 2035

20/05/2022 17:17

España se ha mostrado a favor de la proposición de la Comisión Europea de prohibir la venta de coches de combustión desde 2035 en el continente a pesar de ser uno de los países más rezagados del mismo en lo que a la infraestructura de recarga eléctrica se refiere.

La prohibición de vender coches de combustión en Europa a partir de 2035 quema poco a poco etapas. Actualmente la medida está aprobada por la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, por lo que ahora resta que los legisladores de la Unión Europea pongan una fecha concreta desde la que hacerla efectiva. Llegados a este punto, España ha mostrado su apoyo sin condiciones a la transición junto a Alemania e Italia.

La confirmación de este apoyo, que ha llegado a través de los representantes gubernamentales de cada país en la Cumbre Climática Europea del Automóvil celebrada en Madrid el pasado 18 de mayo y organizada por Transport & Environment, llega en un momento en el que tanto España como Italia se encuentran rezagadas en lo que a la proliferación de la infraestructura de recarga para coches eléctricos se refiere.

El caso de España se debe al poder adquisitivo existente, menor que el de otros países europeos, y a un problema geográfico. Es cierto que en nuestro país el 90% de los desplazamientos son de corta distancia, pero los viajes que unen los diferentes puntos de nuestro mapa ya son otro cantar..

Se espera que en 2030 el 45% del consumo energético provenga de fuentes renovables cuando actualmente es tan sólo el 22%. Otro de los objetivos reside en disipar la actual dependencia de las baterías, los motores eléctricos, las renovables y el almacenamiento, algo para lo que, según el Gobierno, está el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica del Vehículo Eléctrico y Conectado, conocido como Perte VEC.

El apoyo español hacia la transición al vehículo eléctrico se suma al que ha mostrado Ford de la mano de otras 27 empresas, aunque contrasta con otras posiciones más conservadoras como la del Grupo Volkswagen, que considera que un cambio de este calado no puede acelerarse más de la cuenta.