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El mítico Citroën BX cumple 35 años: innovación desafiante

28/09/2017 18:15

16 de septiembre de 1982, París. Una caja de madera suspendida en el aire desde el primer primer piso de la Torre Eiffel iniciaba un lento descenso hacia la base del famoso monumento francés. Por fuera, sólo un mensaje: “Aquí está el nuevo Citroën”. Una semana después, se desvelaba el misterio: Citroën presentaba el BX a la prensa en medio de un espectáculo de luces y pirotecnia, anticipo de una brillante carrera comercial en la que se matricularían más de 2 millones de unidades en todo el mundo.

Así, el Citroën BX, incluso antes de demostrar las excelentes características que lo harían tan popular, ya tuvo un formato de presentación pionero que contaba con una acción previa espectacular en un enclave único para despertar el interés de sus clientes potenciales y, más tarde, un escenario de exhibición propio del mejor Hollywood, en lo que se consideró una campaña de márketing sin paragón y propia de un genio en esta materia: Jacques Lombard.

Precisamente, el fabricante galo decidió fabricar este vehículo en España, concretamente en su planta de Vigo, donde se construyó durante una década, hasta bien entrado el año 1992. Este histórico automóvil es sin duda uno de los cinco modelos más emblemáticos de Citröen en sus casi 100 años de vida como empresa automovilística, tanto a nivel mecánico o técnico como estético, ya que su diseño fue cuanto menos rompedor y disruptivo, con líneas rectas y casi futuristas, obra de Marcello Gandini, discípulo de Bertone.

En el plano funcional, el BX buscó con éxito conectar con las necesidades reales del consumidor particular de automóviles sin perder las señas de identidad de la marca, sustentadas en la practicidad y la accesibilidad económica. De este modo, nació como un vehículo muy prestacional para la época, con un excelente comportamiento sobre el asfalto y un nivel de confort superior a la gran mayoría de berlinas de alta gama de la década de los 80, segmento en el que las firmas alemanas dominaban hasta entonces.

No tan popular o icónico como el 2CV pero mucho más innovador, el Citroën BX ganó el premio al coche del año en nuestro país en 1984 y dio paso a una extensa gama de modelos que copiaban parte de sus elementos exteriores como, por ejemplo, los AX, ZX y XM, este último con suspensión hidroneumática, arquitectura GSA de cinco puertas y una trasera con la zaga vistosamente extendida y decreciente, si bien perdió el corte de los pasos de rueda traseros que, en ocasiones, dificultaba la permuta de neumáticos.

Por último, su gama de acabados y motores le permitieron llegar a un público muy diverso. En el primer caso existieron las variantes T, R, TG, TR, TZ y GT por orden ascendente de equipamiento. En el segundo, su abanico de propulsores se componía de las versiones E, S, I, D y D Turbo, con potencias comprendidas entre los 55 y los 105 caballos. No obstante, en 1988 el BX extendió todavía más su leyenda con la incorporación de las siglas GTi. Esta edición deportiva, tras varias evoluciones, llegó a equipar un motor de 1,9 litros y 16 válvulas capaz de desarrollar 160 caballos. ¡Llegaba a 220 kilómetros por hora!