¿Y si las reglas de 2022 no vieran jamás la luz?

27/03/2020 15:25

Una medida de urgencia y provisional. Pero que, como nuestro confinamiento, quizás deba prorrogarse también a 2022. A muchos les ha pasado desapercibido que días después llegaron otras dos decisiones complementarias. De una parte, prohibir los trabajos en túnel de viento para las reglas nuevas hasta febrero del próximo año. Y de otra, la discusión de que el techo presupuestario –que mantiene su entrada en vigor para 2021– pueda ser bastante más bajo que los 175 millones de euros pactados originalmente, pero con algunas partidas francas, es decir que no cuenten para este límite.

Pero, ¿entrará en vigor algún día el reglamento nuevo? Me he hecho esta pregunta mientras releía un artículo sobre los 'no natos' Grupo S del Mundial de Rallies. Una evolución aún más salvaje de los grupo B, que debía entrar en vigor en 1997 y que se canceló de la noche a la mañana por razones de seguridad, tras una serie de accidentes mortales, y se sustituyó por los mucho más económicos y de prestaciones netamente inferiores, los grupo A.

Muchos podrán pensar que son dos situaciones distintas, que aquello fue por seguridad. Es cierto, en parte, porque el redactar unas reglas nuevas de F1 sería esta vez por necesidad financiera, es decir, seguridad financiera. Liberty Media y la FIA, en cierta forma, tienen las manos libres para actuar, lejos de las componendas que han sido necesarias para aprobar las reglas nuevaso el techo presupuestario, que requirieron largas y tediosas negociaciones para encontrar un compromiso. Simplemente, el Pacto de la Concordia termina este año y no se ha firmado el siguiente, de forma que podrían recurrir a los hechos consumados, el 'lo tomas o lo dejas' y en cierta forma, recuperar aquella vieja idea de Max Mosley de un tope de 40 millones de euros para tener más equipos, pero esta vez no limitada a los equipos nuevos, sino a todos.

Sería una buena forma de intentar mayor equidad, de neutralizar la brecha entre primera y segunda división, aunque con el peligro de que algún gran constructor pudiera entonar 'sayonara', 'auf wiedersehen' o 'au revoir'. Estoy convencido de que esta posibilidad ha pasado por la cabeza de muchos dirigentes de la Fórmula 1. Reglas todavía más sencillas para que la F1 resulte más barata; incluso un número de componentes comunes o compartidos mayor y equipos mucho más pequeños, no más de 200 personas y ya son muchas.

Después de todo, el espectáculo lo da la batalla, la lucha, la igualdad… no las prestaciones puras. Ahora hay tiempo para reflexionar de forma serena y tranquila, teniendo en cuenta la globalidad de la F1, no los intereses particulares de tal o cual constructor. Hay tiempo hasta febrero, hasta que puedan hacerse los ensayos en túnel de viento, para tomar una decisión, pero la pregunta es obligado planteársela. La respuesta ya dependerá de muchos factores y no es sólo técnica, ni siquiera financiera sino que concierne a dónde quiere ir la F1 y hacia dónde puede ir. Sobre todo, mirando al futuro… porque el pasado, por más bonito que fuera, no da de comer.