Wolff y Hamilton alertan sobre un posible fin de ciclo en 2022

21/02/2021 11:45

Han sido cuatro épocas que han visto su punto y final coincidiendo con cambios de reglamentación, en algunos casos técnica y en otros por la imposición de limitaciones deportivas como la limitación y/o prohibición de test, la imposición de un proveedor de neumáticos único o el adiós del motorista.

Es como si el equipo dominador hubiera sacrificado el futuro en aras del presente. Aunque también puede ser que el dominio abrumador conlleve un cierto relajo de sus hombres clave.

Toto Wolff siempre está alertando al equipo sobre los peligros de relajarse. Teme que la ínfima distracción dé alas a sus rivales. Los temores a la derrota, las llamadas a no bajar la guardia, a que el siguiente GP será aún más difícil y que quizás se sobrevalora su papel de favoritos ya son una constante.

Lewis también lo ha hecho alguna vez. Y ahora lo hace profundamente, porque sabe que en 2022 cambian las reglas de forma importante, con limitación de la aerodinámica y el paso de las ruedas a 18 pulgadas. Seguramente Mercedes seguirá manteniendo ventaja en lo que a motor concierne, porque éste no varía, pero Lewis no se fía.

Schumacher perdió su título en 2005 frente a Fernando Alonso el año en el que las reglas cambiaron: no se podían cambiar gomas, sino que estas debían durar todo el GP. Michelin halló la solución, quizás gracias a su experiencia en Resistencia, mientras que Bridgestone, no. La única carrera que Michael ganó fue aquel vergonzoso GP de Indianápolis, en el que todos los equipos calzados con Michelin no tomaron la salida.

En el caso de Vettel las razones fueron otras: el cambio de ‘power unit’ con la entronización de los sofisticados motores actuales. Mercedes pilló a todos los rivales con la guardia cambiada.

El dominio de Senna se vió truncado por la decisión de Honda de abandonar la Fórmula 1. En realidad, fue el dominio de McLaren y Honda, porque Prost ganó uno de los títulos.

Y hubo un periodo de dominio Williams-Renault, sólo que ese no coincidió con el de un piloto, sino que fue claramente el de un equipo. Fue entre 1992 y 1994. En el 92, Mansell fue campeón y se marchó del equipo por desavenencias económicas con Frank Williams y, sobre todo, por no querer ser compañero de Prost. Después, fue Prost el campeón y abandonó la escudería para no coincidir con Senna. El accidente del brasileño abrió un paréntesis favorable a Schumacher y Benetton mientras Damon Hill se formaba y sucedía el polémico incidente de Adelaida en el que Michael se proclamó campeón al llevarse por delante a Hill. Pero después el británico se proclamó campeón (96) y se fue porque Williams no le pagó lo que pedía. Viilleneuve le sucedió en el 97. Tanto en el 96 como en el 97, los pilotos de Williams lograron el doblete en el campeonato. El punto final a este dominio lo marcó la retirada de Renault.

Los restantes dominios desde los 90 hasta hoy han durado apenas dos temporadas. Es el caso de los dos títulos de Schumacher con Benetton, los dos de Hakkinen con McLaren y los dos de Alonso con Renault, dejando aparte las batallas Ferrari-McLaren de 2007-2008.

Y todo ello nos lleva a considerar que, pese a la preponderancia de la aerodinámica, el motor sigue siendo importante. Muy importante. Incluso decisivo.