Silverstone es el reflejo de la crisis en la F1: Un gigante con los pies de barro

11/07/2017 19:24

Pero lo cierto es que el BRDC ha activado la cláusula de rescisión del contrato para 2019. La razón es simple: no es financieramente viable.

Posiblemente con Bernie Ecclestone al frente de la F1 no lo hubiera hecho. Pero con Liberty Media es otra cosa. No porque los nuevos propietarios carezcan de fuerza o no sean serios, sino porque son gentes del show-bussines, que miran el negocio a largo plazo en lugar de ser una inversión financiera como era el caso de CVC Partners. Dicho de otra forma, ven la oportunidad de negociar.

El paso dado por el Club de los Pilotos Británico era algo con lo que se venía especulando desde hace tiempo. Desde hace algunos, los rumores sobre el posible fin del GP de Gran Bretaña han sido una constante recurrente, reflejo de lo que es en estos momentos la F1: un gigante con los pies de barro financieramente hablando. Un gigante que ha engordado tanto que ya casi ha perdido la movilidad.

Gran Bretaña no es el primer episodio. Malasia ya renunció a proseguir su GP el próximo año. Pero este paso ya fue dado por Malasia hace unos meses y no estará en el calendario de 2018.  Y China se hace la remolona a la hora de firmar un nuevo contrato.

La situación de Silverstone se repite asimismo en Monza, donde la continuidad se cuestiona cíclicamente y la firma de la extensión de contrato sólo se realizó 'in extremis'.  Alemania perdió primero uno de sus dos GP y ahora, tras la renuncia de Nürburgring, sólo tiene carrera años alternos en Hockenheim, que ya ha dejado entrever que puede lanzar un SOS. Spa ha pasado por múltiples vicisitudes. Imola debió renunciar al GP de San Marino. En USA, una tras otras las sedes propuestas han ido desistiendo, aunque hasta la fecha la F1 se las ha arreglado para encontrar nueva ubicación. Y en la mente de todos están los efímeros ejemplos de India o Corea, sobre el papel dos potencias emergentes.

Es cierto, Francia ya perdió su Gran Premio, aunque lo recobrará el próximo año tras una década de paréntesis. Austria ha vuelto recientemente al mundial de la mano de Red Bull. Y México, también. Cabe preguntarse por cuanto tiempo.

Simplemente, los promotores de los GP no pueden hacer frente a los costos de organización de un GP. Del pastel de ingresos de los propietarios de la F1, el canon a los circuitos representa más de un tercio de los ingresos, supera a lo que pagan las TV. Todo un contrasentido cuando los responsables de la categoría reina han ido tomando decisiones en aras de potenciar la audiencia TV sin prestar atención a los aficionados 'de a pie', a los que llenan los circuitos.

Los organizadores de un GP deben fiarlo todo a las entradas. La mayor parte de otros ingresos les son negadas: publicidad en pista es para el promotor. El 'main sponsor' era también de Bernie. El VIP Village, también… e incluso han llegado a prohibir los palcos o pis-box que tenían contratados anualmente algunos circuitos, privándoles de ingresos no ya durante el GP sino durante todo el año.

Así, los circuitos sólo pueden contar con las entradas –incluso con 100.000 entradas los números no salían en Silverstone–, algún patrocinio menor y las ayudas oficiales o estatales. Y si este último capítulo puede ser decisivo y justificable para algunos países que buscan una ventana ante el mundo, no es en absoluto de actualidad en Europa donde las ayudas son pequeñas o testimoniales, las más de las veces regionales, como 'premio' a la aportación que la prueba hace a la economía local. Barcelona no escapa a esta lógica.

Esto algo de lo que es consciente Liberty. Las TV están en sus límites y la competencia con otros deportes es dura. Buena parte de los equipos están financieramente en la UVI. Los grandes fabricantes parecen más dados a apostar por la Fórmula E que por la F1. La situación es de esas que algunos definirían como 'morir de éxito', pero que otros calificarían de 'demasiado grandes para sobrevivir'.

Por eso me parece que los movimientos de Liberty van encaminados a una solución global del problema. Lo primero, salvar a los actores, con nuevas reglas que permitan de verdad reducir los costos. Las nuevas reglas de motores, que quieren anticiparse incluso a 2019, van en este sentido.

Esto debe darles una base para pactar un nuevo Acuerdo Concordia, cuando éste expire en 2020… y quizás incluso anticipar la firma y entrada en vigor de un nuevo acuerdo.

Y después, negociar con los circuitos los nuevos contratos, sin ese incremento de 'derechos' anual que va muy por encima de los incrementos del PIB o del coste de la vida. Y ayudar a que los circuitos tengan más ingresos, atrayendo a más público.

En cualquier caso, se vaticinan tiempos convulsos. Mucho más complicados que todo lo que se rumorea en la 'silly season'. Y es que los circuitos se quedan 'sin oxígeno' con el que respirar… y no quieren morir ahogados.