Ser piloto de Red Bull y el riesgo de ser sacrificado en el altar al Dios Saturno

12/08/2019 14:15

Lo sucedido con Pierre Gasly parece que figura en el manual de instrucciones que sirve de guía al Dr. Marko. Es cierto que Marko puede vanagloriarse de haber descubierto a Vettel, de haber apostado por Max Verstappen, incluso de la ilusión que despertó Daniel Ricciardo. Pero por el camino ha dejado muchos 'cadáveres', carreras rotas para siempre o truncadas. Algunos han reaccionado y proseguido por otros derroteros y otros han caído en el olvido.

¿Inesperado? No, ni mucho menos. Es cierto que Gasly estaba siendo 'aplastado' por Max Verstappen en casi todas las ocasiones y que tenía toda la presión del mundo sobre todo porque un ex de Red Bull, Carlos Sainz, le venía pisando los talones en la clasificación del Mundial. Pero es lo que sucede cuando subes a alguien antes de darle la ocasión de madurar: lo quemas. Ya se había insinuado esta posibilidad, pero las continuas 'confirmaciones de la confianza en él', de asegurar que seguiría hasta final de temporada, eran seguidos por descalificaciones de sus actuaciones.

Pero en Red Bull esta situación parece ser endémica. Daniil Kvyat puede atestiguarlo, aunque el ruso no es ni siquiera el penúltimo. ¿Quién recuerda a Dan Ticktum apeado drásticamente de su programa en Superfórmula japonesa para colocar a Patricio O'Ward? De esto hace apenas cinco semanas y O'Ward está acusando duramente el cambio, porque en USA el entorno y las carreras son muy diferentes.

Recordemos que hace tres años el ruso fue sacrificado por Red Bull, descendido a Toro Rosso, para dar entrada en el primer equipo a Max Verstappen. Desquiciado, Kvyat tuvo una trayectoria errática y el pasado año quedó ya fuera del programa. Un año 2018 como 'piloto de simulador' de Ferrari y Red Bull le volvió a abrir las puertas contra todo pronóstico para ocupar un asiento en Toro Rosso… porque la famosa pirámide de Red Bull, su cantera, está truncada.

'Repescar' a un piloto no es algo nuevo en Red Bull. Lo hicieron –a medias– con Sébastien Buemi, a quien dieron el cargo de probador cuando lo despidieron con Jaime Alguersuari de Toro Rosso. Lo hicieron con Carlos Sainz, cuando decidieron prescindir de él para 'respescarlo' de urgencia, casi de inmediato, porque Vettel anunció su marcha y les pilló a contrapié.

Quizás todo ello no hubiera sucedido si Daniel Ricciardo no hubiera decidido dejar Red Bull. El australiano veía que con él sucedía lo mismo que había sucedido antes en el equipo; lo que un día jugó a su favor, hoy jugaba en su contra. Cuando el Dr. Marko decidió que Ricciardo debia subir a F1, no dudó en cesar –en diciembre, justo antes de Navidad, justo cuando estaban iniciando la preparación de pretemporada y ya tenían todo el programa de trabajo en sus manos, incluso estaban en el simulador– a Buemi y Alguersuari.

Un Jaime Alguersuari que fue subido sobre la marcha a un F1 a media temporada de 2009, porque Sébastien Bourdais no daba la talla. Cesar a uno y 'echar' a los leones a otro, que salió mejor de lo que esperaba. Sacrificado definitivamente junto a Buemi para que no hicieran sombra a su nuevo pupilo favorito Ricciardo, por lo que también subió a Jean-Éric Vergne.

Pero ya había sucedido antes, con Scott Speed, apartado tras el GP de Europa de 2007 para dejar espacio a Sebastien Vettel. Un Vettel que había impresionado en su debut en F1 supliendo en BMW al accidentado Robert Kubica en Indianápolis, pero que era piloto de Red Bull y no quisieron dejarlo escapar.

Algunos piensan, no sin razón, que Red Bull se equivocó al dejar escapar a Sainz a mitad de temporada 2017… a Renault, para subir de urgencia Brendon Hartley, otro repescado de urgencia del equipo, del que fue defenestrado tras ser 'derrotado' en el Británico de F3 por su entonces compañero Jaime Alguersuari y no lograr ganar las World Series, perdiendo el título en la última carrera con Mikhail Aleshin.

La lista, como ven, es larga. Tanto que uno empieza a sospechar que Robin Frijns en su día no dijo no a Red Bull por casualidad. Y que Vettel, Sainz o Ricciardo tampoco eligieron salir de Red Bull por casualidad.

Y ahora Albon ha recibido un 'regalo envenenado'. Una cosa es correr con Toro Rosso y otra muy distinta en el primer equipo y al lado de un depredador como Max Verstappen. No es tarea sencilla.

Tenían razón en Red Bull al sufrir con la posibilidad de que Max tomara las de Villadiego en 2020 rumbo a Ferrari o Mercedes. Posibilidad remota pero que les hubiera colocado en posición delicada. Su pirámide está casi destrozada… quizás porque se han dado cuenta que fichar es mucho más barato. Después de todo, a Verstappen lo ficharon sobre la marcha.