Sébastien Loeb, el tapado del Dakar

05/01/2019 20:52

Y también lo afronta como si fuera una cierta despedida, la última oportunidad pese a ser privado. En sus anteriores participaciones la victoria se le acabó escapando y ahora mismo no sabe si tendrá una nueva oportunidad. Su coche es privado, de hace dos temporadas, pero ganador al fin y al cabo. Y es, además, su 'despedida' del grupo PSA.

Pese a ser privado, Loeb está en la 'lista de platino', la de piloto de gran prioridad, y ello le impide pilotar el Peugeot 3008 DKR del pasado año que tenía una anchura de 2.4 en lugar de los 2.2 metros estipulados para los pilotos de la lista de notoriedad… la anchura de los minis.

El coche de Loeb es de 2017. Un 'gentleman-driver', Pierre Lachaume, adquirió un chasis a finales de 2017 y dos más tras el Dakar 2018, y ha cedido el primero a Loeb para la ocasión. Y la asistencia corre a cargo de PH Sport.

PH es viejo conocido de Loeb. Le preparó el 106 con el que se inició y le preparó los coches en sus primeros pasos. Curioso, por PH han pasado asimismo Ogier, Lefebvre o Kubica. Pero PH compró a finales de 2016 dos de los Primeros Peugeot 3008 DKR y desde entonces está también en los rallies raids, alquilando o asistiendo los coches a clientes. Y tiene la experiencia de dos Dakar, 2017 y 2018.

En PH no dudan de que puede ser que los Toyota y Mini sean los más rápidos, pero tienen clara, muy clara, una cosa: "no es el más rápido quien gana el Dakar. Normalmente los más rápidos deben arriesgar mucho. En los rallies tradicionales cuesta marcar las diferencias y ganar décimas aquí y allí es importante. En el Dakar lo que es importante es no cometer errores. Acaba ganando el que menos tiempo pierde".

Loeb sólo podrá contar con 1 camión de asistencia, 3 ingenieros, 11 mecánicos, un logístico y el osteópata. Por supuesto, los propietarios del equipo y Daniel Elena, que estará a su lado. Y aún deberá compartirlos con Harry Hunt y Pierre Lachaune

"Cuando me decidí a correr el Dakar otra vez, ni siquiera había mirado el recorrido. Simplemente tenía ganas de volver a gozar de estos paisajes. Vuelvo como privado y no sé exactamente donde podré estar, pero está claro que no puedo permitirme quedar el 80º".

Loeb sabe que tiene una pequeña oportunidad. En las dunas siempre hay sorpresas, gente que se pierde, gente que se encalla. "Me gusta la arena, aunque parece que tengo facilidad para encallarme. Es difícil leer la arena y si te equivocas, pierdes mucho tiempo. Hay pilotos que tienen mucha más experiencia en arena y éste es un punto que nos falta a nostros. Puedes perder media hora buscando un 'waypoint' o puedes perder media hora encallado".

Loeb dice que afornta la prueba con humildad, que no es favorito, que su programa es privado, que no cuentan con el apoyo de Peugeot detrás, sólo ha podido hacer un breve test. "Todo será diferente a mis anteriores participaciones, pero la experiencia adquirida puede ayudarme a tomar el ritmo. Tengo un coche de hace dos años. Así que no puedo predecir como irá la carrera".

Pero los aficionados están seguros de que si ve la mínima oportunidad intentará aprovecharla. Después de todo y pese a estar alejado de los rallies mucho tiempo, el pasado año ganó el RACC-Catalunya.