McLaren vuelve a los orígenes: Estados Unidos

26/04/2017 16:11

Pero Brown no dice ninguna tontería. McLaren puede tener su presencia en la prueba americana y quizás abrirse un mercado de futuro, si no como constructor de chasis, sí como proveedor de electrónica –como hace ya en F1– por ejemplo.

Brown, avispado hombre de marketing, piensa en abrir mercado para sus McLaren GT, los de competición –en la Asociación de Deportes del Motor Internacional o en el Club de Coches Deportivos de América– y los de calle. Cabe recordar que hace años, McLaren Estados Unidos fue el equipo que gestionó los espectaculares BMW 320 Turbo de la IMSA.

De hecho, McLaren debe mucho al automovilismo americano. Sin él, no habría subsistido, quizás ni siquiera se habría creado, el equipo de F1.

No lo digo por los coches de F-Indy McLaren ganó tres ediciones de las 500 Millas y vendió numerosos F-Indy a otros equipos sino por la CAN-AM, aquella competición para biplazas dotador de monstruosos motores atmosféricos V8 americanos, de siete y hasta ocho litros, que protagonizaron un rico y apreciado campeonato, que comenzaba en la Bahamas.

La historia de McLaren no se entiende sin EE.UU. y sin la CAN-AM, así que en cierta forma se trata de un retorno a los orígenes.

Bruce McLaren decidió en 1964 construir su primer McLaren M1 y lo pintó con los colores de Nueva Zelanda: negró con una franja plata, que muy pronto dio paso al naranja. McLaren lo hizo debutar en la Semana Internacional de Nassau, en las Bahamas. Antes ya tenía experiencia americana: había hecho modificar un chasis Zerex y, por cuestiones de contratos, rebautizado como Cooper-Oldmobile.

La CAN-AM fue en su tiempo una serie muy rica y valorada. McLaren aprovechaba los generosos premios y los chasis que vendía a otros equipos para financiarse la temporada de F1. Tan importante que otros equipos de F1 también también han estado presentes: Ferrari, Lola, UOP Shadow. Y Porsche más adelante con el terrorífico 917 Biturbo, de que se dice llegó a extraer 1.500 CV en clasificación para el coche oficial, con colores de Sunoco y gestionado por Roger Penske, que llevó Mark Donahue.

De hecho, durante muchos años, los coches cliente de McLaren se pensaron para el mercado americano: Can-Am, F-Indy o F-A/F5000. Es cierto que se vendieron algunos ejemplares en Europa, pero la clave fue el mercado estadounidense. Y en casi todos los casos con participación de coches oficiales porque los premios compensaban sobradamente los gastos. En Europa quiso hacerlo construyendo coches de F2, pero la iniciativa no tuvo éxito, aunque reconvertido en F-B para EE.UU. permitió comercializar 25 ejemplares.

Así, McLaren llegó a la F1 sólo en 1966 Y se trajó el motor desde EE.UU. Los motores V8 Oldmobile que uso inicialmente en la CAN-AM o los Chevy no le servían, porque su elevada cilindrada los hacia inhábiles, así que se decidió por un motor Ford V8 de F-Indy, con la cilindrada reducida a tres litros, para debutar en el Gran Premio de Mónaco de 1966. De los dos coches M2B inscritos para el propio Bruce y para Chris Amon, sólo uno pudo alinear uno, el de Bruce, que duró sólo unas pocas vueltas.