Los pianos están para respetarlos

21/10/2018 13:59

Y una vez más ha estallado la polémica sobre esos pianos y 'salchichas', colocados en la pista para disuadir a los pilotos de cortar interiores o alargar trazadas para arañar así alguna décima de segundo.

Es una discusión que siempre surge en estos casos. Los pilotos temen por sus coches… y sus espaldas. Los ingenieros por las suspensiones. Y los responsables de seguridad, por ver algún coche salir volando y descontrolado, jugando a los bolos con algún rival.

Parece un contrasentido que en un momento donde la seguridad está en la mente de todos, un momento en el que las escapatorias cada vez son más grandes, existan estos elementos.

Pero estos pianos son imprescindibles. Se han alargado y ensanchado en nombre de la seguridad, a veces se han minimizado tanto que invitan a considerarlos parte de la pista.

Para los pilotos, la función de estos ha cambiado. Ya no son un límite a no superar, no pisar, sino un elemento a aprovechar, algo que suaviza trayectorias y permite una velocidad de paso por curva mayor.

Pisar los pianos ya no penalizan. Sólo si las cuatro ruedas lo hacen a la par, algo que sucede en más ocasiones de lo deseado. Salvo casos muy descarados, normalmente se aplica un benévolo beneficio de la duda o la riña de 'niño, no vuelvas a hacerlo, que a la próxima te crujo con cinco segundos'.

Con los pianos sucede lo mismo que con los parterres de los parques y su atrayente hierba. No debería haber personas estiradas ni niños jugando, pero es lo que hay.

Pero no. Los pianos son el límite de la pista. Cuando eran una simple referencia visual, una separación entre el asfalto y la grava, su función era clara: alertar que poner una rueda más allá pasaba factura. Por si fuera poco, muchos tenían resaltes destinados a producir una incómoda vibración que invitaba a levantar el pie.

Hoy son mucho más anchos y suaves. Casi tres cuartas partes de la anchura del coche, como mínimo. Si el piloto comete un error, no necesita levantar el pie. Puede pasar por el piano a fondo, quizá incluso arañe tiempo.

Muchas veces me pregunto si las medidas de seguridad introducidas son sólo eso. Muchas veces pienso que acaban siendo una mera invitación a aumentar la velocidad de paso por curva. Ayudan a que los debutantes vayan mucho más deprisa desde el primer momento.

En los salones del Oeste –al menos en los de las películas– siempre había un cartel: 'por favor, no disparen al pianista'. Es lo que yo digo ahora. Si los pianos son disuasorios es porque ésa es su función: ser un límite real de la pista. Así que si un piloto rompe algo, lo tiene claro: no debía haberlos pisado.