La verdadera revolución del WRC en 2022 debe estar en el precio

14/04/2020 07:56

Aunque la hibridación de los WRC es lo que despierta más atención de estas reglas nuevas de 2022, no es lo más importante de las mismas. En realidad lo que han propuesto la FIA y los promotores del Mundial, de acuerdo con los equipos, es una reducción drástica de costes de la especialidad.

Es una necesidad imperiosa de todas las especialidades del automovilismo. Se habla mucho de ello en la Fórmula 1, pero también lo es en categorías inferiores. Es algo que en Estados Unidos hacen desde siempre: si financieramente las categorías no son sostenibles, mueren y se las sustituye rápidamente por otras.

Ni a la FIA ni a las marcas les ha pasado por alto el éxito de WRC2 en el caso de los rallies y el efímero 'boom' del Mundial de Turismos que, por costes, ha visto sus reglas técnicas sustituidas por las mucho más económicas del TCR.

Para la FIA, las reglas nuevas persiguen dos objetivos, como ya hemos dicho: la hibridación y la reducción –drástica– de costes. Lo primero responde a una exigencia de marketing de las marcas, abocadas a la hibridación como paso intermedio a la electrificación. Lo segundo, también a la necesidad de las marcas de contener sus inversiones en competición, ante otras prioridades sociales, industriales y comerciales.

El precio de un WRC nuevo es del orden del millón de euros, entre 900.000 y 1.000.000. Esto es unas tres veces y media más de lo que cuesta un WRC2 que, como se sabe, tiene un precio máximo estipulado. La idea es que los nuevos WRC híbridos –o R1, que será su nombre oficial en 2022– cuesten sobre 500.000 euros, la mitad que ahora. El alquiler de un WRC Plus puede estar sobre los 300.000 euros por rally y se debería intentar reducir a la mitad o poco más.

¿Cómo conseguir un paso adelante tecnológico y la rebaja de costes? Parecen dos objetivos contradictorios, sobre todo cuando el segundo, la reducción de precios, es tan drástico.

La FIA ha estipulado una serie de elementos comunes para estos coches, con el fin de conseguir un importante ahorro en desarrollo y quizás también en precio. Por otro lado, se mantendrá la base del motor turbo actual de 1.6 litros –aunque parece que con algunas restricciones–, añadiendo un sistema híbrido que se suministrará a todos los equipos por Compact Dynamics, que partirá de un sistema híbrido de esta misma empresa.

Entre las restricciones previstas para el motor están el uso de un turbo más simple y la disminución del número de piezas especiales. Una reducción de potencia para evitar que la adopción de un motor eléctrico de 100 kilovatios –136 caballos de potencia– eleve en exceso las prestaciones… pero que va en línea a la exigencia de reducir el costo de la categoría. Se espera que de los 150.000 euros que se estima cuestan los motores de los actuales WRC se reduzca su precio a un tercio y estén cercanos a los precios de los motores de WRC2, sobre los 30.000 euros.

El sistema de transmisión será asimismo común –lo que en la práctica también sucede ahora– y con sólo cinco marchas; el aporte del motor eléctrico permitirá prescindir de una.

El conjunto de medidas, sin embargo, no sólo tienen por objetivo reducir el precio de los coches, también están pensadas para reducir el coste de explotación, el coste por kilómetro de tramo en desgaste de material, combustible, neumáticos, etc.

Respecto al costo de la fabricación de vehículos, la célula de supervivencia será común para todos: piso del habitáculo, arco de seguridad, asientos y protecciones laterales.

Ello permitirá un segundo cambio drástico y quizás el más importante: los equipos no estarán obligados a partir del monocasco de serie, sino que podrán usan un chasis multitubular sobre el que fijar la carrocería del modelo de serie –no tenemos muy claro si será de chapa como el original o podrá ser de fibra, manteniendo la silueta–, aunque existe la intención de permitir tolerancia en algunas medidas para que las marcas puedan usar la imagen de modelos de mayor tamaño, como la base del coche de rallies.

La idea parece calcada de lo sucede con las reglas R4, que justo este año debían arrancar y también de lo que sucede en el Dakar, aunque en este caso la imagen debe ser mucho más fiel al modelo de serie y eso abre posibilidades nuevas.