La Fórmula 1 o la necesidad de parar y saber dónde está

25/07/2023 15:22

Pero en realidad, la gran pregunta, casi siempre obviada, no es hacia donde va la F1, sino donde está. Tú puedes saber donde quieres ir, pero si no sabes donde estás es muy difícil establecer una hoja de ruta. Puede ser completamente errónea e incluso llevarnos en dirección contraria al destino elegido.

Es cierto. Como pasa con las especies, el ADN evoluciona. Pero cuando esta evolución es drástica y rápida, casi inmediata, estamos hablando de una ‘mutación’. Y las mutaciones genéticas son por lo general perniciosas.

Un aficionado de hace 20 años no reconocería la F1 actual, su parafernalia hueca concesión a las televisiones y redes sociales, que da tanta o más importancia a la presencia de la ‘socialité’ que a lo que sucede en pista y las estrellas del volante. El espectáculo prima sobre el deporte.

En los últimos tiempos se han tomado muchas medidas en aras de la competitividad, de la igualdad, del espectáculo. Y han acabado teniendo un efecto contrario al deseable, con efecto que tiene más de ‘tiro al pie’ que de medida terapéutica.

Ha sido un largo camino que se ha venido recorrido. Prohibición de test, proveedor de neumáticos único, limitación del número de motores y cambios por temporada, introducción de DRS para intentar que haya más adelantamientos o el tener que usar dos tipos de goma diferentes en las carreras en seco para abrir la puerta a diversidad estratégica. Todo ello antes de llegar a la congelación del desarrollo de motores, el ‘techo presupuestario’, el ‘hándicap’ aerodinámico al éxito, un ‘techo’ que se ampliará a los motores con vistas a 2026, que puede ampliarse al salario de pilotos, etc.

Y ahora se habla de ‘suavizar’ la congelación de los motores para aquellos que no han hecho bien el trabajo. Y de adoptar más partes comunes en los coches con el fin de abaratar costes.

En el paddock casi todos se felicitan de que el interés mundial por la F1 va en aumento, que cada vez hay más países que quieren G.P., que los equipos han conseguido estabilidad financiera y que Liberty considera que la oferta de 20.000 millones hacha por Arabia -al menos eso se dice- se quede muy corta. Y a la vez, nadie quiere nuevos actores, para que la parte del pastel que les toca a los equipos no quede mermada.

Los que crecimos en la época de unas reglas clave y pocas -peso mínimo, medidas máximas, cilindrada del motor, elementos de seguridad y una cierta limitación del tamaño de los elementos aerodinámicos- cuando se cambia de motor para carrera o se empleaba uno de Clasificación, etc. Nos sentimos cada vez más encorsetados… aunque la pasión por la F1 nos permita olvidarnos de las limitaciones.

Es cierto. Aquel camino es hoy inasumible dados los avances tecnológicos y su precio inasumible. Pero a fuerza de haber querido mantener los costos e nivel controlables hemos creado otro problema. Pensar en recuperar el terreno perdido es inviable ‘por imperativo legal’, las reglas de control de costes.

En Ferrari, Mercedes, McLaren y Aston Martin, incluso Alpine, lo conoce muy bien. No hay forma de saltar el foso que les separa de Red Bull de tacada.

En la época en la que los rallies tenían asistencia libre, recorridos lineales y etapas maratonianas y el GPS no existía, y en muchos cosos transitar por pistas forestales, cada ‘X’ trecho debías parar un instante y comprobar donde estabas y si seguías la dirección correcta, mapa en mano para elegir la ruta adecuada.

Hoy, la F1 está en esa necesidad. La de preguntarse si está donde debe estar.