Historias F1: Honda, de un largo fiasco con McLaren, al dominio absoluto con Red Bull

20/03/2024 22:18

Honda aceptó volver. Ron Dennis les había pedido árnica un  par de años antes, toda vez que su acuerdo con Mercedes finalizaba en 2014. Los de la estrella habían tenido ‘la osadía’ de querer comprar o al menos mandar en el equipo, no en vano eran los máximos accionistas, pero Ron y Mansour Ojjeh, les cerraron la puerta en las narices; eso sucedió poco antes de iniciarse la temporada 2009 y no tardó Mercedes en anunciar la creación de equipo propio.

Honda exigía un gran piloto. McLaren quería Honda por encima de todo. Fernando Alonso estaba desengañado de Ferrari. Se junto ‘el equipo perfecto’; los desencuentros entre Ron y Fernando en 2007 no quedaron sólo olvidados, sino sepultados ante un hecho: las dos parten compartían objetivos, el título, y las dos partes creyeron que sólo uniéndose en un borrón y cuenta nueva, las cosas podrían alcanzarlo.

Mientras, la afición vibraba. Veían un glorioso pasado recreado, el de McLaren-Honda, Prost y Senna. Pero las segundas partes, dicen, nunca fueron buenas. Y aquí había no una sino dos segundas partes, la de McLaren y Honda y la de Fernando con McLaren.

Los test de pretemporada fueron todo un augurio. Fernando acabó en Barcelona contra el muro interior a la salida de la Parabólica. Accidente todavía hoy inexplicado y quizás inexplicable… que le convirtió en espectador, todavía convaleciente, para el primer Gran Premio del año.

Es posible que en McLaren y Honda, también el propio Fernado, supieran que les esperaba una difícil temporada. De hecho, McLaren pedía paciencia para el debut y primeros GP. Pero ni es sus insomnios más desquiciantes supondrían que lo que sucedía no era un ‘mal de juventud’,  sino de un problema congénito que sólo desaparecería cuando las partes ya habían decidido separarse. Fernando lo hizo para tomarse dos años de descanso fuera de la F1. McLaren, para intercambiar propulsor con Red Bull: Renault fue camino de Woking y Honda, de Milton Keynes

Pero para los seguidores de McLaren, los de Alonso y algunos más fue un "Tierra trágame". Sin potencia, sin fiabilidad, sin nada. La clasificación fue un desastre mucho mayor de lo que los libres parecían predecir. Jenson Button y Kevin Magnussen, el suplente de Fernando, fueron los farolillos rojos destacados. No sólo a cinco segundos de la primera fila, sino a dos segundos del coche que les precedía.

Tras la clasificación -por aquello de la historia, cruzaron los dedos y evocaron a John Watson y su irrepetible remontada con McLaren, de vigesimosegundo a victoria en el GP de Long Beach en 1983. Pero claro, los milagros sólo suceden una vez. Por más fe y esperanza que los aficionados pusieran, estaba claro que era negación de realidad, delirium tremens… pura ciencia ficción.

John Watson ya dijo aquel mismo día: "lo de McLaren y Honda necesitará al menos tres años para arreglarse". Fue demasiado optimista, no se arregló nunca. Se cumplieron los tres años y cada uno fue por su camino.

En carrera, la decisión fue drástica: reducir la potencia todavía más, al 70%, lo que no evitó que Magnussen rompiera… antes de tomar la salida, yendo hacia la parrilla, y Alonso se quedara ya sin uno de los cinco motores para la temporada. Button logró acabar, pero a dos vueltas y a 40 segundos del coche que le precedía. 

Ni Ron Dennis ni Yasuhisa Arai pudieron negar, muy a su pesar, la evidencia. El motor no era competitivo. La calificación de motor de F2 que un día le dio Alonso incluso podía parecer benévola.

"Recibiremos muchas críticas en este inicio de temporada, Es un peaje a pagar. Para ganar es imprescindible trabajar con un motorista. Honda tiene nuestra total confianza", dijo Ron.

Arai, tras disculparse con los pilotos, admitió "no estamos donde queremos. Con McLaren hemos recorrido un largo camino y todavía nos falta mucho por recorrer", dijeron.

Pero todo fue mucho peor de lo previsto. Dicen que McLaren impuso un motor de tamaño minimalista y que los ‘japos’ aceptaron un reto imposible. Otros señalaron que Honda subestimó el reto. Algunos señalaron la diversidad de las culturas de McLaren y Honda; para unos, sólo cuenta ganar y todo vale para ello; Honda es mucho más jerárquica, con unos tiempos de reacción más lentos, a la japonesa y el aprendizaje tecnológico de los jóvenes ingenieros es muy importante.

 Algo debía intuir Takanobu Hito, el presidente de Honda para el proyecto de F1, que dimitió un año antes del debut.

Para dificultarlo todo aún más, una vez homologados los motores estos sólo pueden sufrir un número limitado de cambios, en forma de comodines o ‘tokens’. Aunque ser equipo nuevo disponía de más ‘token’, estos eran insuficientes para progresar en la temporada.

McLaren y Honda iniciaron un calvario en forma de roturas de motor o de sus componentes. Los tres años de colaboración acabaron como ‘el rosario de la aurora’ con ni siquiera media docena de quintos puestos como botín y un récord irrepetible de penalizaciones en forma de puestos perdidos de parrilla: 825 en tres temporadas, sólo 123 puntos sumados en 60 Grandes Premios.