Historias de la F1: el día que Ecclestone comenzó a cobrar a las televisiones

03/02/2021 08:44

Para todos los aficionados, el GP de San Marino –Imola– de 1994, el de los fatales accidentes de Ayrton Senna y Roland Ratzemberger, marcó un antes y un después en materia de seguridad, tanto en lo que se refiere a protección de pilotos como al diseño de las escapatorias. La segunda revolución fue la habida en el GP de Bélgica de 1969 cuando, a instancias de Jackie Stewart, los pilotos agrupados en la GPDA se negaron a correr a causa de la seguridad del viejo Spa y la prueba se canceló. Desde entonces los trazados comenzaron a evolucionar en este sentido. También fue relevante el GP de Canadá de 1973, cuando entró en funcionamiento por vez primera el coche de seguridad, adaptación a la F1 de los 'pace car' de las competiciones de Estados Unidos.

Está el Gran Premio 'fantasma' del Jarama en 1980 de la pugna entre los garajistas británicos y los equipos legalistas alineados con la FIA y encabezados por Ferrari. Esta carrera no figura en los anales de la F1 oficiales ya que se declaró 'pirata' y la Federación no la reconoció.

Una escena que se repitió en 1981 en Sudáfrica, cuando los garajistas fspanse presentaron con los coches de 1980 pese a que habían sido prohibidos. La historia se repitió en 1981 en Sudáfrica, la primera prueba del Campeonato, en la que los garajistas llegaron con sus coches equipados con las faldillas laterales móviles –para sellar los bajos del coche y acentuar el 'efecto suelo'– que había prohibido la FIA. La razón era en parte debido a que la prueba se disputaba en los primeros días de enero y tradicionalmente la mayor parte de los equipos no las tenían listos, mientras que los legalistas tenían su coche adaptado y se retiraron del evento, que fue de nuevo un GP 'pirata', aunque oficial ya que se corrió como si de Fórmula libre se tratara.

Pero este 1981 fue importante por lo sucedido en la primera prueba 'legal' del Campeonato, en Long Beach, hace 40 años. Si hasta entonces Bernie Ecclestone, al frente de la F1 Constructors' Association –después FOCA y FOM– se sacó de la manga y, por sorpresa, el cobrar a las televisiones. Si ya había conseguido aunar a los equipos para cobrar a los organizadores o circuitos un fijo –antes cada GP negociaba con cada equipo primas y premios de forma individual– y había impuesto a la FIA sus condiciones, ahora buscaba una fuente nueva de ingresos: la televisión.

Hasta entonces, los organizadores negociaban la retransmisión de su prueba normalmente con la televisión del país y luego ésta revendía las imágenes a otras televisiones. Incluso se daba la circunstancia, al menos en España, que Televisión Española cobraba por dar el Gran Premio, con el pretexto de que hacía publicidad de las marcas cuyas pancartas jalonaban las pistas y ello permitía al promotor cobrar más a los anunciantes.

Pero en Long Beach, el GP de Estados Unidos Costa Oeste, el 15 de marzo de 1981, las cámaras de un programa de televisión italiano vieron negado su acceso al circuito. Bernie les negó la 'pegatina' que les daba derecho a filmar en pista y paddock si no pagaban 831 euros, cantidad irrisoria si se quiere, pero todo un precedente. Eugenio Zigliotto, que era el periodista enviado por Autosprint TV o Rombo TV –parte de la redacción de Autosprint pasó a fundar la revista Rombo con Marcello Sabbatini y ambos tenían un programa de TV–, tras consultar con sus capos, se negó a pagar. No pasó nada más por el momento, pero la mecha estaba encendida y acabó provocando el estallido. Los derechos de televisión iban a convertirse en una de las grande fuentes de ingresos de la F1 y era importante anticiparse a que los circuitos negociaran por su cuenta.

A Bernie seguramente no le pasó inadvertido que había muchos proyectos de televisiones privadas en marcha en diversos países y supo anticipar que habría guerra por conseguir los mejores espectáculos y la F1 lo era. Hoy en día representa algo más de un tercio de los ingresos por los derechos comerciales.

En este sentido, 1981 fue un gran año para Bernie. Los derechos comerciales ya estaban en manos de la FOCA y por si fuera poco, Nelson Piquet le dio el título de pilotos, ya que Ecclestone simultaneaba su rol al frente de la FOCA con el de propietario de Brabham.