Historias de F1: El día que nació la 'Superlicencia'... para castigar a Senna

26/01/2023 18:33

Las reglas del WEC, por ejemplo, señalan que no se podrá criticar el BoP. La FIA ha hecho saber que no se permitirá a los pilotos reivindicaciones políticas en el marco de un Gran Premio. Y las reglas castigan cualquier conducta que pueda ir contra la imagen del deporte.

Y los puntos otorgados para tener la superlicencia en IndyCar son muy pocos en comparación con los de F2 o F3.

Ello me ha recordado al día en el que Ayrton Senna estuvo muy cerca de verse ‘expulsado’ de la F1 por el sencillo procedimiento de no concederle la ‘superlicencia’ para competir en 1990. Incluso apareció la primera lista oficial de inscritos para la temporada sin el nombre del brasileño. Precisamente la ‘superlicencia’ había sido creada a raíz de todo este espinoso asunto en diciembre de 1989.

Todo sucedió a raíz del Gran Premio de Japón, en Suzuka, del año anterior, cuando Alain Prost y Ayrton Senna, compañeros pero sobre todo rivales en McLaren, colisionaron en la Chicane cuando el brasileño intentaba superar al francés.

Con los dos coches en la puzolana, Prost se bajó del coche porque el abandono de ambos le daba el título. Senna consiguió que los comisarios le empujaran y volver a la pista, entrar a boxes, cambiar el morro y seguir hacia la victoria… que le fue arrebatada por los comisarios.

Dicen que Jean-Marie Balestre, el todopoderoso presidente de la FISA, entró en la sala de los comisarios conminándoles a tener mano dura con el brasileño. Los comisarios no dudaron en excluir a Senna por haber aprovechado ‘fuera pista’ para colocarse a la altura de Prost (habría aprovechando la entrada a boxes para cortar la trayectoria), haber recibido ayuda externa (los comisarios que le empujaron) y haber cortocircuitado la pista (no realizó la chicane, ya que, a causa del incidente, la cortó por la pista). Una exclusión que daba el título a Prost.

La ira de Senna fue clara. También la de Ron Dennis, que ya sabía que Prost iba a Ferrari. Las palabras de Ayrton fueron muy duras y el 6 de diciembre de 1989 el Consejo Mundial encontró sobre la mesa un dossier abultado con las declaraciones de Senna.

En esencia, el brasileño decía que la FISA y el Consejo Mundial "estaban manipulados por grupos de presión financieros e intereses personales, especialmente de Balestre, que hizo todo lo posible para facilitar el campeonato de Fórmula 1 a su paisano Alain Prost".

El 2 de enero de 1990, la FISA comunicó a McLaren que no otorgaría licencia a Ayrton si no se retractaba de las gravísimas e injuriosas acusaciones vertidas contra el organismo y su presidente.

Todo ello después de que el 6 de diciembre de 1989 Senna hubiera comparecido ante el Consejo por este tema. Balestre aseguró que el día anterior se había entrevistado con Ayrton –pese a la resistencia de éste– para hacerle razonar y éste se había mostrado extremadamente desagradable.

Fue ese día el que el Consejo decidió establecer un formulario especial de petición de licencias para participar en el Mundial de F1 que debían cumplimentar tanto pilotos como equipos. En ese formulario, pilotos y equipos se comprometían a respetar las reglamentaciones, decisiones y sanciones de los órganos deportivos, bajo pena de retirada de superlicencia en caso contrario.

El Consejo Mundial decidió que Senna no tendría superlicencia si no se retractaba de sus acusaciones, después de escuchar una serie de testimonios, incluidos comisarios de varios Grandes Premios, en los que estos declaraban que Balestre nunca se había inmiscuido en su labor.

"El Consejo Mundial ha decidido que Ayrton Senna no tendrá superlicencia si no se retracta de sus declaraciones"… dijo entonces. Aplicaba un acuerdo del momento a un hecho anterior. Además le multó con 100.000 dólares de la época. Una decisión que fue contestada por muchos, incluyendo el poderoso entonces L’Equipe.

A veinte días escasos de expirar el plazo para petición de superlicencias –15 de febrero–, Balestre dijo durante el Rally de Montecarlo que "la FISA no ha exigido excusas por parte de Senna y todo es una invención de la prensa", y añadió que el piloto había sido utilizado como un instrumento por terceros culpando a los medios de comunicación… y después acusó a Ron Dennis "porque los managers son responsables de sus pilotos".

A primeros de febrero, la FISA pidió a McLaren que pagara la multa de Ayrton Senna como subsidiaria, o no tendría licencia. Mientras el ministro de justicia brasileño pedía la licencia para Senna y Amor Collor de Mello, de 13 años e hijo del presidente brasileño, se dirigía al primer ministro francés para que presionara a Balestre.

El 16 de febrero la FISA hizo pública la lista de admitidos a tomar parte en el Mundial de F1 de 1990. El día anterior Balestre confirmó que la FISA había recibido el pago de la multa y Senna salía de su silencio diciendo que "nunca he dicho que no pediré excusas".

Una primera lista sin Senna fue publicada; en lugar del brasileño estaba Jonathan Palmer. Pero apenas una hora. Después, fue rectificada y el nombre del brasileño aparecía en ella. La carta de excusas había llegado.

Lo que sucedió fue que la carta enviada por fax el día 14 no complació a Balestre porque dejaba algunos puntos de duda. Y éste llamó a Ron Dennis para que se hicieran algunos cambios en la misiva. Dennis dio su acuerdo a los cambios pedidos por la FIA, pero poco después, Senna dijo que no estaba totalmente conforme y quería unos cambios de detalle. Finalmente Senna mandó el fax, que llegó cuando la primera lista fue publicada.

Fue una ‘paz’ muy corta. Un comunicado de la Ayrton Senna Promotions encolerizó de nuevo a Balestre, quien dijo que la superlicencia de Ayrton aún no le había sido entregada y podía ser revocada.