Ferrari salió de Australia acariciando el título, pero Red Bull arrasó en 2022: ¿pueden intercambiarse los papeles en 2023?

29/03/2023 15:25

Frédéric Vasseur señala que el coche es rápido, como se demuestra en clasificación, pero el ritmo de carrera no es bueno. Y ello se debe a problemas con la gestión de las gomas. Carlos Sainz ha puesto el dedo en la llaga: “si seguimos de cerca al coche de delante, las gomas se recalientan”. Y esto les perjudica en el primer stint con las gomas más blandas. Pero no acaba todo aquí: con las gomas más duras, parece que hay problemas de adherencia atrás y la consiguiente degradación.

Son problemas sobre los que Ferrari está trabajando, aunque no será hasta Imola cuando podrá contar con las evoluciones que en teoría deben permitirles mejorar esta aspecto.

Los ferraristas más acérrimos puede acogerse —si lo desean — a lo sucedido el pasado año. Tras Melbourne, Ferrari parecía tener el título en el bolsillo. La ventaja de Leclerc sobre Max era brutal: 46 puntos. La victoria en la pista australiana parecía haber dado alas a los rojos… sólo que era un espejismo. Max llevaba dos abandonos por problemas menores, ligados al circuito de admisión de combustible. Un problema que impedía a Red Bull sacar provecho del enorme potencial del coche: tres carreras, un abandono para Pérez y otros dos para Max.

Y a partir de Melbourne, no sólo los Red Bull mostraron su real competitividad, sino que en Ferrari comenzarían pronto sus problemas de fiabilidad. Leclerc sumaría tres abandonos y algunas posiciones retrasadas, aunque en los puntos, por penalziaciones en la parrilla. Verstappen encadenó podios, especialmente victorias, y puntuó en todas las carreras.

Hoy, la situación es diferente. Leclerc tiene un abandono y una séptima  plaza, debida ésta a la penalización por montar nuevos elementos en la unidad de potencia. Esta a 38 puntos de Max tras dos carreras y a 14 de Sainz.

El pasado año, Australia fue cal y arena para Ferrari. Cal por la victoria de Charles. Arena, por un Gran Premio a olvidar de Carlos Sainz. El madrileño había comenzado bien pero se torció en la Q3: una bandera roja interrumpió una vuelta que espectacular y en el otro intento las cosas no fueron bien, de forma que salía noveno.

En carrera la salida fue mala, cayó a 14º. Quiso remontar deprisa y en la segunda vuelta, intentando un exterior a Schumacher frenó tarde, hizo un trompo y quedó aparcado en la grava. Es algo que no querrá repetir este año.

En cualquier caso, volvamos a la cuestión principal. ¿Podrían intercambiarse los papeles entre Ferrari y Red Bull? No hay nada imposible, pero parece muy improbable. Los rojos han tenido, con Leclerc, problemas de fiabilidad. Y, desde luego, solucionar un tema de gestión de gomas, de aerodinámica, como el que tienes, es más complicado que un tema de bomba de gasolina, como el de Red Bull del pasado año.

El objetivo a corto plazo de Ferrari no es mirar a Red Bull, sino de no quedar como cuarta fuerza del campeonato, es decir, no estar delante de Aston Martin como están y no sucumbir ante Mercedes, que parece reaccionar más rápido.