El regalo de Sallent al presidente del Circuit de Barcelona-Catalunya
Un regalo que remontó a Vicenç a su juventud, cuando era estudiante de ingeniería y amante de los deportes de motor –corría llevando a su compañero de cole Xavier Conesa, el que fuera primer gran comisario deportivo español en la Fórmula 1 en el coche de la madre de éste– y tenía 21 años.
En el primer GP de España de F1 en Montjuïc, en 1969, Aguilera elaboró un pequeño memorándum-guía sobre lo que se tenía que verificar en un F1. Un manual que Sallent todavía conserva y del que le ha traído unas fotocopias que ahora Aguilera guardará como oro en paño.
Una fuerte vinculación entre ambos que no les privó de alguna desavenencia. Cuando ibas a verificar en cualquier carrera, al que le tocase Sallent siempre temía porque no se le escapaba ni una.
Conozco bien a ambos. Iba al mismo cole que Aguilera –él un par de cursos por delante– y también coincidimos –poco porque yo era el campanero mayor– en la Escuela de Ingenieros. Y también con Sallent porque yo comencé en el automovilismo en la Peña 10 x hora, en la que él era uno de los miembros destacados de la junta… Pero jamás le perdonaré que no me dejara correr el Rally Costa Brava de copiloto con Gerardo Hoffmann porque el Alfa Romeo GTV de éste no disponía de parabrisas Triplex todavía –era febrero y los Triplex habían entrado en vigor en enero, pero no era fácil conseguirlos aquí–.
Además de piloto, Aguilera lleva una trayectoria impecable en el mundo del motor. Fue el director técnico de competición de Seat en los años dorados de los taxis, después fue director del Centro Técnico de Seat de Martorell y fundador de Seat Sport, lo que supuso la llegada de la marca al Mundial de Rallies y al Mundial de Turismos. Más adelante, fue máximo responsable del clúster de automoción de Catalunya, antes de convertirse en presidente del Circuit.
Claro que hoy Aguilera –y también Martí– quisieran recibir un presente mejor, el acuerdo de renovación del Gran Premio de España. Espero que lo logren.
