Cuando la culpa es del compañero

04/12/2016 11:53

Está claro que Nico estaba harto de lo que conlleva la presión, deportiva, política y mediática, de la F1. Para él ni siquiera un título justificaba el revivir ese calvario y posiblemente ese mismo calvario le impedía disfrutar pilotando.

"Perder dos títulos con Lewis fue duro. Ganarle este año, peor", ha dicho Nico en su despedida. La presión, el reto continuo, es algo que algunos necesitan, pero también es algo que consume y destruye. Con el objetivo cumplido, debes decidir si seguir soportando lo insoportable o dedicarte a otra cosa.

Lo entiendo muy bien. Cuando decidí jubilarme lo hice a bote pronto. Nunca se me había pasado por la cabeza, no entendía el no vivir si la presión diaria ni esa pregunta que los cinco días de GP –el previo, los tres de acción y el post– te hacían al entrar en la redacción. "¿Qué ha dicho Alonso?".

Tomé la decisión porque un flash me hizo ver que esa presión diaria, de que lo urgente no deja hacer lo importante y que la noticia del día no deja analizar a fondo el trasfondo o impide fijarse en movimientos de fondo que aflorarán, era superflua. Ahora escribo de vez en cuando pero, sobre todo, disfruto más de las carreras y de las pequeñas cosas que se relacionan con ellas, de las categorías menores. Temí arrepentirme. Ahora he comprobado que el temor era infundado. Evidentemente, lo mío es un juego de niños comparado con lo de Nico.

Pero quien a buen seguro debe comprender a Rosberg es Niki Lauda. Niki tuvo las pelotas de renunciar a las opciones de un título en Japón porque juzgó las condiciones meteorológicas de Fuji inaceptables para correr. En 1979, en Brabham, se retiró de repente tras los primeros ensayos del GP de Canadá. Le dijo a Bernie que estaba completamente desmotivado, cansado, y que se marcharía a final de temporada para dedicarse a Lauda Air. Bernie le dijo: "Si estás así, por qué esperar. ¿Por qué no te bajas ahora?". Ricardo Zunino tomó inmediatamente el volante. Lauda volvió tres años después y conquistó un nuevo título en 1984 para retirarse al año siguiente, completamente dominado por su compañero Alain Prost.

Otro que podría decirlo es un francés, Johnny Servoz-Gavin, la gran esperanza gala, compañero de Jackie Stewart en Tyrrell. Tras acabar quinto en el GP de España de 1970, no se clasificó para Mónaco y decidió retirarse. Reconoció a pie de pista en Mónaco que había sentido terror. En Tyrrell insinuaron que una lesión ocupar sufrida en un rally 4x4 durante el invierno fue la causa de su decisión. Pero Johnny, un tanto bohemio, se sentía cada vez más a disgusto en el paddock, con una presión y unos intereses económicos crecientes.  

La historia está llena de situaciones insoportables en el seno de un equipo que acaban con la salida de un piloto, incluso si este es su primer piloto campeón. Mis compañeros José Miguel Vinuesa y Víctor Bolea te lo cuentan en su artículo "Retirarse en la cumbre".