Alonso y De la Rosa rinden homenaje a Ramón López

20/10/2019 18:01

El veterano piloto y preparador madrileño Ramón López, de 88 años, es una pieza clave en la historia de nuestro automovilismo como constructor, preparador y piloto. A sus 88 años, Ramón conserva la mente lucida, los recuerdos en primer plano y la pasión intacta.

Desde el kart, especialidad de la que fue pionero y además construyó sus primeros vehículos, los Hispakart, hasta sus recientes participaciones en algunas manifestaciones de clásicos, Ramón ha tocado todos los palos. Su llegada al automovilismo fue casi ‘por defecto’. Él quería ser mecánico de vuelo, pero tras intentarlo durante cuatro años decidió dejarlo de lado y ponerse a trabajar en el taller que su padre tenía en la madrileña calle Padilla. Todo cambió cuando conoció a Demetrio del Val, piloto y coleccionista, que le habló de los karts que había visto en Estados Unidos “y me puse a construir uno, con motor Montesa y ruedas de Vespa”. Eso fue en 1958 y sin saberlo nacía Hispakart.

En 1960 llegó su segundo kart, con motor Bultaco, que se impuso en la carrera disputada en El Retiro el 1 de noviembre de 1960. Tras este primer éxito, Demetrio del Val le encargó 12 karts que vendió en Canarias. Y cuando desde las Islas quisieron encargarle nuevas unidades, fue cuando decidió darles el nombre de Hispakart y utilizó motores McCulloch.

A finales de 1965 Ramón franqueó otro paso. Cuidaba de los coches de Jorge de Bagration y se fue con él a Italia donde visitaron Tecnokart, donde descubrió el Tecno K250 de Fórmula IV, un pequeño monoplaza con motor de motor de 250 centímetros cúbicos. Sobre lo que vio montó su primer Fórmula IV, el Hispakart de F-IV, que rivalizó con los Tapias, Selex, etc. Ramón llego a construir 26 chasis completos entre 1969 y 1969, año en el que la F-IV prácticamente desapareció aunque algunos chasis con motores de 360 centímetros cúbicos y aún 500 siguieron corriendo en Montaña.

Ramón pasó a preparar entonces los coches de Jorge de Bragration y Pedro Puche, especializándose en los Mini y también, como no, en los 600, Alpine y R8. Precisamente Renault le confío la producción de los arcos de los R8 TS de la Copa.

Su mente creativa no descansaba. Además de seguir corriendo encontró tiempo para poner en marcha el proyecto del Hispakart GT, un deportivo dos plazas con carrocería de fibra de vidrio que no llegó a ver la luz. Y saltó a la F-1430 cuando Seat decidió lanzarla, además de cuidar el mantenimiento del Porsche 908 de Jorge de Bagration y los 911 y BMW 2002 que el piloto madrileño llevó en el Euripeo de Turismos.

Ramón fabricó una decena de chasis de F-1430 y emprendió asimismo un F-1800, categoría superior, pero no llegó a finalizar el montaje. No vio claro el final de la categoría.

En 1972, un incendio en los talles le llevó a buscar nuevos derroteros. Montó un Servicio Oficial Renault, que finalmente llegó a concesionario. Y en competición se centró en los karts. En la actualidad mantiene un pequeño taller en Torrejón donde cuida de su Corvette, de un TVR o de un Chevron B8 GT además de un par de Porsche 911 GT2.

La Asociación de Pilotos nació en la época de la Copa TS, fundada por los pilotos que querían defender sus intereses. Ha pasado por diversos periodos de actividad y letargo, y en la actualidad Jesús Díaz Villarroel intenta impulsarla de nuevo para recobrar actualidad e intentar, además, poner en valor el patrimonio automovilístico español.